El
Málaga tiene esta próxima jornada la oportunidad de acercarse a la salvación. Son conscientes de ello jugadores y afición. La misma que se ilusionó con la llegada de
Pablo Guede y la que ya prepara un ambiente de Primera División contra el Oviedo.
Pese a la derrota contra
Las Palmas, el ambiente es distinto. No es casualidad que haya cambiado desde que Guede está en la Costa del Sol.
Un malaguista de corazón. Demuestra su
amor por los colores con hechos, y también con palabras.
Fue ante los medios del club cuando el entrenador definió el
ADN malaguista y sus sentimientos por el club. "El malaguismo unido es muy fuerte. Yo lo viví, lo sentí y lo experimenté.
Cuando Málaga entera va a por algo, es muy difícil que se le escape", comentaba el argentino.
Casi abonados al sufrimiento, la lucha y entrega es innegociable en el Málaga. Son la seña de identidad de club y afición. Bien lo sabe Guede, que necesita de esa raza para salvar la situación actual: "Si te pones a ver la historia,
son huevos y corazón. Estar en los peores momentos y cuando te tocan los buenos, que no son muchos, hay que disfrutarlos. El malaguismo siempre está
luchando, apoyando y yendo. Y dale y dale y dale. Eso es el Málaga, no lo podemos perder. Es el momento para decir: "Acá estamos nosotros".
Hace más de veinte años, Guede fue protagonista directo en el mítico encuentro contra el Terrasa. Un día inolvidable para el sudamericano: "
Fue el día más importante de mi carrera. Logramos algo que era muy difícil de una forma extraordinaria y merecida, habíamos hecho un gran torneo para culminarlo con el ascenso".
Por último hizo mención a su llegada al Málaga como entrenador. Una misión complicada, pero súper ilusionante: "Me agarra en el momento justo de
juventud y de madurez profesional, para poder dar todo lo que tengo".