El nombre de
Borja Bastón ha ido ganando y perdiendo valor cada temporada completada. Igual apuntaba a codearse entre los grandes delanteros del fútbol español o a impacientar a sus aficiones por la falta de gol y confianza en su juego. Digamos que el rendimiento del madrileño ha girado tanto como una montaña rusa. Por ello ha pasado de
Primera División y
Premier League a
Segunda División.
Criado en la cantera del Atlético de Madrid, Borja Bastón, a la par, fue quemando etapas en las categorías inferiores de la selección española. Galardonado con la
Bota de Oro en el Mundial Sub-17 en 2009 y
campeón de Europa Sub-19 en 2011, el ariete era junto a Morata, Sarabia,
Isco o Muniaín una de las grandes promesas del panorama nacional. Confirmó su nivel, con cifras anotadoras muy reseñables, en el
Real Zaragoza en Segunda División, lo que le permitió dar el salto a la máxima categoría con la elástica armera.
Fue en el
Eibar donde mostró su mejor versión. Los
19 goles que realizó en la temporada 2015/2016 destapó el interés de grandes clubes en España y otros países. Entre los mejores posicionados en la pelea por los servicios de Borja Bastón estaba el
Real Betis. Torrecilla, recién llegado al frente de la dirección deportiva del conjunto verdiblanco, tenía entre sus candidatos a Borja para acompañar a
Rubén Castro. Pero su destino pasaría por Inglaterra.
Debido a su alto precio, fue un gran proyecto económico como el
Swansea City quien apostó por Bastón y le fichó. Pero el resultado fue radicalmente opuesto al esperado. No logró adaptarse al nuevo fútbol inglés pese a su corpulencia y juego físico. De hecho, solo fue capaz de anotar un gol en toda la temporada. Relegado a un segundo plano, fue en el mercado de invierno del 2016 cuando el
Sevilla FC pretendió al cazador.
Ante la petición expresa de
Jorge Sampaoli por reforzar el puesto de delantero, Monchi ideó conseguir la cesión de Borja Bastón a causa de su situación en el Swansea City. La opción era real y próxima, aunque
los de Nervión no terminaron de decantarse por el madrileño, quien finalizó la campaña en el cuadro galés.
Con ganas de reencontrarse como futbolista y recuperar el olfato goleador que le hizo ganarse un nombre, aterrizar de nuevo en España era la mejor manera de alcanzar su objetivo. Fue el
Málaga, todavía en Primera División, quien puso más interés para convencer a Borja Bastón después de la marcha de
Sandro al Everton por una cifra alrededor de los 6 millones.
Después de alcanzar el acuerdo, el Swansea cedía por una temporada con opción a otra más al delantero madrileño.
Francesc Arnau hizo realidad la incorporación de su fichaje estrella... O estrellado. Autorizado también por
Míchel González, Borja Bastón asumió los galones de goleador de una plantilla a la que le faltaban efectivos y calidad para mantener la categoría. Sus dos únicos goles y un rendimiento lamentable en el terreno de juego pronto levantaría la crispación y enfado de la afición sobre su persona, uno de los artífices del
descenso del club boquerón a Segunda División la temporada 2017/2018.
Borja Bastón, actual pichichi de Segunda División
De cesión en cesión y hasta que rompió su vinculación con el Swansea, la carrera deportiva de Borja Bastón parecía que nunca más volvería a despegar. Pero el fútbol le tenía guardado un proyecto ideal para su fútbol y prestaciones, el Oviedo. Es en la actualidad, bajo las órdenes del
Cuco Ziganda, cuando ha recobrado su voracidad de cara a puerta. De hecho, a estas alturas es el máximo goleador de la Segunda División con 18 dianas. Unos números que sirven a los asturianos para optar por los puestos de
Playoff y, en consecuencia, un hipotético ascenso a Primera División.
Encontrar una regularidad prolongada en la carrera de un futbolista no es tarea sencilla.
Borja Bastón es ejemplo de ello: Pretendido por Betis y Sevilla, fracasó en Málaga e Inglaterra y ahora es el
pichichi de la Segunda División.