No había llegado aún lo peor, la manita definitiva con la que el Ibiza terminaba de destrozar y de hundir en la miseria al Málaga cuando empezaron a resonar a voz en grito un cántico que se repite por segunda vez en la temporada en La Rosaleda. "José Alberto, dimisión".
Eran los aficionados blanquiazules, concentrados en 15.000, los que volvían a pedir el adiós de un técnico que no ha caído bien desde el primer momento, y que tampoco da con la tecla para revertir esta situación de crisis galopante que amenaza con destruir la temporada de los blanquiazules.
Pero esta vez no fue el único 'culpable' para un gran sector de los seguidores costasoleños. Los futbolistas no se fueron de rositas. "Jugadores, mercenarios", se escuchó en varias ocasiones cuando vieron que estos bajaban los brazos e incluso encajaban un quinto por dejadez.
Qué tiempos aquellos de comunión eterna, de querencia absoluta incluso en algún despecho. La hermandad entre equipo y afición se ha roto, puede que definitivamente. El 0-5 encajado ante el Ibiza no se va a olvidar fácilmente, por mucho que el entrenador asegure que "con dos buenos resultados" esto se soluciona.
De momento, lo único que pondría contento al jugador número 12 es lo que pidieron con insistencia a quienes deciden. Y lo dijeron alto y claro.
César Suárez2 min lectura