Cuando se dice aquello de que el futbolista termina jugando donde quiere es porque ese dicho se convierte en un hecho con suma frecuencia. Que se lo pregunten si no a
Álvaro Vadillo, que después de haber debutado ante el Sporting ha sido presentado oficialmente como jugador blanquiazul. "
Antes incluso del interés del Málaga yo sabía que, si tenía que ir cedido a un Segunda, mi primera opción iba a ser el Málaga". Y el tiempo le dio la razón porque, al poco, recibió la llamada de
Manolo Gaspar.
Ayudó mucho también que
Rufete, director deportivo del
Espanyol, hablase bien del conjunto malagueño, donde estuvo como jugador. Pero a Vadillo, sobre todo, lo que también le motivaba era regresar a casa. "
Sé perfectamente que mi mayor rendimiento lo he dado en Andalucía. Mi etapa en Granada fue muy buena y por eso quería estar otra vez cerca de casa".
Ahora ya depende de él. "
Tengo mucha confianza y seguridad en mí mismo. Si me respetan las lesiones y tengo continuidad y minutos, puedo estar a un gran nivel. El último año y medio en el Espanyol ha sido complicado, pero físicamente me encontré bien en mi debut, adaptado para los pocos entrenos que llevo. Ahora es cuestión de acumular minutos y ayudar lo máximo que pueda.
Tengo 27 años, 10 de carrera, me considero joven, pero con experiencia en la categoría y en el fútbol. Y eso es lo que puedo aportar a un Málaga que es una plantilla joven, que tiene mucha ilusión y ambición".
Esa experiencia es la que usa el canterano bético para no ponerse metas a medio plazo. "
Cuanto menos pensemos en el objetivo final, mejor. Pensemos en el día a día, en cada entrenamiento, en disfrutar del camino que la Segunda es muy bonita y exigente. Y
cuando lleguemos a finales de abril o primeros de mayo, veremos por dónde estamos luchando".
Lo que ya ha visto Vadillo es cómo aprieta
La Rosaleda. "La afición es brutal.
Sé de sobra que las aficiones andaluzas son muy pasionales y exigentes, pero te apoyan muchísimo y estoy realmente encantado con el recibimiento", ha comentado feliz.