Antoñín y Sekou y sus historias de no dormir

Antoñín y Sekou y sus historias de no dormir
- César Suárez
César SuárezCésar Suárez4 min lectura
Llegaron este verano como estrellas del equipo y han estado a punto de estrellarse. Antoñín y Sekou completaban este verano una pareja ofensiva tremenda para el Málaga. O eso parecía. El primero, el hijo pródigo que vuelve a casa, se había salida en su cesión al Rayo Vallecano. El segundo, una fuerza de la naturaleza y del gimnasio, se había hinchado de marcar goles en el Fuenlabrada antes de la lesión que le tuvo siete meses fuera de combate. Tres meses después, su aportación era prácticamente nula.

En el caso de Antoñín tenía que ver con un problema de confianza. Volver a casa, con su gente, en su barrio, y querer demostrar todo lo bueno que tiene en sus piernas le creó una presión añadida de la que no ha sabido soltarse hasta hace un par de jornadas. Los banquillazos a los que José Alberto le sometió tenían un claro objetivo: quitarle esa ansiedad de querer hacerlo todo en cada acción. Tenía que parar, respirar y, a partir de ahí, volver a centrarse en pequeños detalles para ir creciendo y sumando pildoritas de calidad a su juego.

Y ha funcionado. No ya sólo por el gol ante Las Palmas que abrió el marcador, sino porque ya en partidos anteriores había comenzado a sentirse más a gusto, a no buscar siempre el uno contra uno, a leer mejor el juego. "Estoy muy contento, quería que el gol llegase y con triunfo, que es lo más importante. Estoy súper contento. Además, aquí, con la familia y con toda la afición, nos da un plus", acertó a decir al finalizar el choque.

Del mismo modo que Antoñín necesitaba un encuentro así y el premio del gol, qué decir de Sekou Gassama. Se le veía emocionado al ariete una vez que la adrenalina bajó enteros con la victoria en el bolsillo. Llegó lesionado, luego recayó al poco de reaparecer y no había podido tener continuidad. El 14 de noviembre de 2020 había sido la última vez que el de Granollers había celebrado un gol. Un día después se rompió. Un año y seis días después por fin se pudo quitar ese mal sabor de boca, acabar con la mala racha y estrenarse como realizador en el Málaga. Y, además, con un tanto que suponía el definitivo 2-1.

"Me he sacado un peso de encima. Para un delantero es importante marcar goles, es mi trabajo y por lo que me van a juzgar. Espero seguir mejorando", explicó recordando que la acción de su cabezazo no le había salido horas antes en los ensayos. "Esta jugada la hemos hecho antes, remataba y no la metía. El centro ha sido perfecto y el remate ha sido bueno. La jugada era para meter gol". Y lo metió.

Antoñín y Sekou ya podrán dormir un poco más tranquilos. Tiempo tienen por delante para seguir reivindicándose y ayudar al Málaga a competir en la zona alta de Segunda.