El Málaga sueña. El malaguismo también. Porque mientras La Rosaleda sea la fortaleza que es, nada malo puede pasar sino todo lo contrario. Llego la séptima victoria en casa con suspense, gracias a los goles de Antoñín y Sekou, y de las paradas de Dani Martín. Jugaron los locales con uno más durante 40 minutos tras la expulsión de Loiodice, pero Las Palmas no se rindió y empató con un gol de Benito tras un error de Peybernes. Pero llegó Sekou y el delirio blanquiazul para firmar el triunfo.
Para no perder las buenas costumbres, salió el Málaga mordiendo a Las Palmas, intentando quedarse con la posesión y presionando en bloque alto para robar lo más cerca posible de Raúl Fernández. Lo consiguió un par de veces, pero sin traducirlo en ocasiones claras de gol. Había ritmo, mucho. Así le gusta jugar a los blanquiazules, viviendo con el riesgo. Y ese afán, a veces, puede jugar malas pasadas ante un buen rival como el canario, con toque y con puntas muy peligrosos. Así llegó la primera buena oportunidad para estrenar el marcador, que fue para los canarios, tras una buena acción por la izquierda de Cardona que habilitó a Loiodice para que este estrellase el balón en el palo. Susto tremendo para los locales casi en el ecuador del primer tiempo.
Y no fue el único. Jonathan Viera, en una jugada individual escandalosa, se plantó casi en el área pequeña para batir a placer a un Dani Martín que volvió a tirar de reflejos para rechazar la bola ante el cabreo monumental de Mel. Porque es la efectividad, o la falta de ella, la que les está perjudicando mucho en las últimas semanas. Como si adivinara el futuro. Porque apenas un par de minutos después, cumplida la media hora, Antoñín remató una trenzada jugada combinativa para llevar el delirio a los 22.128 valientes malaguistas que desafiaron a la lluvia. Tenía que ser el hijo pródigo para reconciliarse definitivamente con él mismo.
No reaccionó nada mal el conjunto amarillo. Con pausa, intentó marcar el tempo del encuentro, dormirlo un poco a través de la posesión y hacer llegar el balón a Jesé y Viera. Juande y Peybernes cerraban muy bien los espacios. Y luego estaba el portero, por si las moscas. Aun así, Las Palmas se las ingeniaba para llevar mucho peligro. Tanto que se llegó al descanso con el tembleque en el cuerpo de los malaguistas. Un remate cruzado de Jesé se escapó rozando el palo. Y casi con el silbato en la boca, Lemos penetró en el área para sacar un remate duro que sacó otra vez Dani con la yema de los dedos cuando apuntaba a la escuadra.
Las hostilidades no se hicieron esperar en la reanudación. Ramón cometió un error, el primero, en la salida de balón y a punto estuvo de aprovecharlo Jonathan Viera. Para compensar errores, otro más grave... del árbitro, que mostró la segunda amarilla a Loiodice por una falta inexistente sobre Paulino. Candidato al Óscar el cántabro por simular aunque fuera de gran ayuda para su equipo.
Hay momentos dramáticos, como la expulsión, que unen. Y Las Palmas se juntó más, no perdió la compostura y continuó arriesgando en pos del empate. Era dueño del balón y encerró a un Málaga que buscaba en demasía el contragolpe. Intentó corregir esa pérdida de tacto con la bola José Alberto con la entrada de Jozabed por Antoñín para sacar a Brandon a banda. Pero ni por esas. Rondaba el peligro en las cercanías de Dani Martín. Normal con gente como Jesé y Viera rondando por allí. Para colmo de males, Ramón se tuvo que marchar lesionado en el codo. Su cara de desesperación por una posible nueva lesión era trágica.
Lo que nadie podía imaginarse es lo que pasó con Peybernes y su grosero error. El francés, impoluto en el encuentro, quiso ceder con el pecho a Dani Martín, pero se relajó en demasía, se le vio su clara intención y no vio venir a Benito como un tren para llegar a esa bola y fusilar al meta malaguista. Quedaba un cuarto de hora todavía por delante y tiempo para que Kevin estrellase un balón en el palo cuando lo más fácil era marcar. Hubiera sido anulado porque Paulino, autor del pase, había recibido en fuera de juego.
Sufría el Málaga. No se creía que con uno más durante casi toda la segunda mitad le pasara lo que le sucedió en Almería, verse remontado en el marcador con todo a favor. Hasta que apareció Sekou, recién incorporado, para colgarse del cielo y conectar con fiereza un testarazo desde el punto de penalti ante el que nada pudo hacer Raúl. Menuda jugada de estrategia de córner con todos los futbolistas partiendo desde fuera del área para despistar al contrario. Lo consiguieron. Vaya que sí. Y ya no hubo tiempo para la reacción de los insulares. Enfrió el encuentro el cuadro local, que no tentó más la suerte
Alineaciones:Málaga CF: Dani Martín; Víctor Gómez, Juande, Peybernes, Javi Jiménez; Escassi, Ramón (Isma Gutiérrez, 72'); Paulino (Sekou, 82'), Brandon, Antoñín (Jozabed, 58'); y Roberto Fernández (Kevin, 72').
Las Palmas: Raúl Fernández; Lemos, Raúl Navas, E. Curbelo, Cardona; Óscar Clemente (Benito, 46'), Fabio, Kirian (Moleiro, 65'), Loiodice; Jonathan Viera (Sadiku, 91') y Jesé (Rafa Mújica, 91').
Goles: 1-0, min. 30: Antoñín se adelanta a los defensas para rematar en boca de gol un centro desde la derecha. 1-1, min. 76: Peybernes cede el balón con el pecho a su portero y Benito se adelanta para marcar. 2-1, min. 85': Sekou remata con la cabeza un córner.
Árbitro: Prieto Iglesias. Mostró amarilla a Escassi (47'), Antoñín (55'), Fabio (82'). Expulsó por doble amarilla a Loiodice (16' y 51').
Estadio: La Rosaleda. 22.128 espectadores.