El
Betis firmó en el verano de 2014 a un
Alfred Ndiaye a cambio de
1'5 millones de euros más otro en variables que llevaba la operación hasta los 2'5 millones de euros. Tras haber llegado en préstamo en enero procedente del Sunderland con una opción de compra de 4'2 kilos, la secretaría técnica verdiblanca consiguió rebajar las cifras y cerrar la operación en unos números bastante ventajosos para la entidad verdiblanca.
85 partidos después, habiendo conseguido tres goles y cinco asistencias en 7.057' a lo largo de tres temporadas, el
Betis lo vendió en agosto de 2016 al Villarreal a cambio de 7'5 millones de euros, pudiéndose ir el traspaso hasta los 9 kilos en base a variables. Es decir, un negocio redondo... para el Betis. Pues para el Villarreal acabó convirtiéndose en un problema.
Con el conjunto castellonense,
Ndiaye nunca conseguiría alcanzar la continuidad y el rendimiento que tuvo como bético, pasando por un rosario de cesiones hasta que
en la 19/20 acabó siendo traspasado al Al-Shabab de Arabia Saudí a cambio de
seis millones de euros que aún siguen coleando.De los seis kilos en los que se tasó al pivote francosenegalés,
el conjunto saudí tan sólo abonó dos, estando los otros cuatro millones pendientes de unos plazos que nunca llegaron a cumplirse, habiendo tenido que actuar al respecto la
FIFA, ante las denuncias del Villarreal y de un
Málaga que también se ha visto salpicado por la operación.Antes de partir a Arabia Saudí,
Ndiaye militó en el Málaga en condición de cedido por el 'Submarino Amarillo', existiendo una opción de compra obligatoria que no resultó asumible y que propició la marcha del futbolista al Al Shabab a cambio de los seis kilos anteriormente mencionados. Una complicada operación a tres bandas en la que también se vio envuelto Ontiveros, restando por pagar el Villarreal unos cuatro millones de euros por el canterano blanquiazul, cuyo traspaso se había tasado en siete kilos más variables.
Esos cuatro millones pendientes por Ontiveros estaban supeditados a que el Al Shabab pagara antes al Villarreal lo que le debía por Ndiaye. Y
ahí el problema, pues no ha llegado el dinero de Ndiaye a Villarreal y, por tanto, tampoco el de Ontiveros a Málaga.
La FIFA marcó el mes de octubre como definitivo para que el conjunto saudí saldara su deuda, con intereses, y amenazándolo de estar hasta dos mercados de fichajes sin poder firmar. Una sanción que, visto lo visto, no parece haber asustado al Al Shabab, pues octubre se acaba y el dinero sigue sin llegar.
La
FIFA exige al equipo saudí que abone los cuatro millones que le debe al Villarreal, teniendo que abonar un 5% de intereses por el retraso del primer pago, ya abonado, y un 10% de intereses por los otros dos pagos que restan, con valor de cuatro millones de euros.
El
Málaga, por su parte, negocia también con el Villarreal si tienen derecho a esos intereses de demora, una cifra que a día de hoy se antoja secundaria en La Rosaleda, donde prima lo que falta por cobrar por el traspaso de Ontiveros. Una cantidad con la que el administrador judicial cuenta en sus informes para este curso.