Más allá de la importancia de los puntos en juego para ambos conjuntos, el duelo entre el Leganés y el Alavés en el estadio de Butarque será especial por todo lo que supone el regreso a la que fue su casa de Asier Garitano, ahora técnico de 'El Glorioso'.
No será la primera vez que este vuelva al feudo leganense desde que anunciara su salida del club madrileño en el año 2018, pues ya lo hizo durante su periodo como técnico de la Real Sociedad la pasada campaña.
Aquel fue un enfrentamiento especial por todo lo que suponía y terminó en empate a dos. Zurutuza e Illarramendi pusieron por delante al conjunto vasco en la primera mitad pero Nabil El Zhar, con un doblete, terminó por igualar la contienda.
El futbolista marroquí, al igual que otros muchos, no ha sobrevivido a la etapa de Garitano. La entidad ha realizado numerosos cambios en la plantilla desde su marcha y de todos los que entraron en la convocatoria del duelo de su despedida contra el Betis apenas quedan tres: Siovas, Rubén Pérez y el recién reincorporado Miguel Ángel Guerrero.
A ellos hay que sumar a Cuéllar, Bustinza, Eraso y Szymanowski. Ninguno de estos tres estuvo ante los verdiblancos pero sí formaban parte del vestuario que en la 2017-2018 alcanzó las semifinales de la Copa del Rey.
Aquel fue quizás el logro más mediático durante la estancia del preparador de Bergara, sobre todo porque hubo una eliminación al Real Madrid por medio, pero más allá de los focos lo que resalta por encima de todo fue su capacidad para transformar la historia de una entidad que difícilmente imaginó lo que le llegaría cuando optó por contratarle en Segunda B.
Aquel verano del 2013 los blanquiazules eligieron su figura después de perder a Pablo Alfaro y a partir de ese momento, el tiempo les dio la razón. El ascenso a la categoría de plata del fútbol español que se les había resistido durante años, acabó por fraguarse al final de su primer curso.
Subir de división ya era de por sí una gesta pero la ambición bien entendida del inquilino del banquillo, que ideó un equipo que salía al campo sin creerse inferior a nadie, fue la gasolina necesaria para alcanzar una elite que nunca antes se había paladeado.
Muchos pensaron que el paso por ella sería efímero, pero esta ya es la cuarta campaña en LaLiga Santander después de que él mismo sellase las dos primeras permanencias y el argentino Mauricio Pellegrino la tercera.
Sin embargo el legado que dejó un modo de entender el fútbol que se dio en llamar 'garitanismo' fue más allá de los éxitos sobre el rectángulo de juego en la medida en que Asier demandó a los demás en consonancia a lo que él daba.
Así, hizo fuerza para que se levantasen unas instalaciones de entrenamiento que hoy son referencia para otros muchos conjuntos y pidió esfuerzos para traer jugadores que dieran un salto de calidad. Algunos de ellos llegaron procedentes del Athletic de Bilbao después de que, por su pasado rojiblanco, ayudase a estrechar los lazos con los bilbaínos.
Por todo ello, y también por la cercanía de alguien que no dudó en residir en el centro de la localidad para interactuar con sus habitantes, se ganó el cariño y el respeto de la afición. Fue el inicio de un resurgimiento de la masa social, que hoy empuja desde las gradas de Butarque e incluso viaja fuera.
A cambio, recibió el título de 'Hijo Adoptivo' y a día de hoy hay un torneo benéfico anual que lleva su nombre. Durante noventa minutos, los sentimentalismos quedarán aparcados. Pero el vínculo que une a Garitano con Leganés durará para siempre.