La temporada del Granada CF ha llegado a su fin. Y de qué manera. Cuando todo parecía de cara para conseguir la tan ansiada salvación, en casa, ante su gente, dependiendo de sí mismos ante un equipo que nada se jugaba, más complicado se encargaron de hacerlo los propios protagonistas de una temporada para el olvido.
El caso es que antes de la llegada de Karanka, todo parecía más o menos decidido. Y más con aquella derrota de los nazaríes ante el colista Levante UD en Los Cármenes por 1-4. Después llegó Karanka y con él, un punto en el Metropolitano, dos victorias importantísimas ante Mallorca y Athletic Club y, de repente, el descenso. Con tan solo una derrota en el casillero del técnico vitoriano.
Esto refleja lo compleja que ya estaba la situación antes de su llegada. De hecho, era tal la ilusión y confianza que desprendía su equipo, un lavado de imagen asombroso, que la afición convencida de la salvación se volvió a enganchar. Tanto que el palo del descenso se hizo muy duro y aún perdura en la retina de los seguidores rojiblancos.
La temporada ha sido muy dura desde el principio. La afición se estrelló muy pronto con un
Robert Moreno con una ambición desmedida tras la marcha de
Diego Martínez y todo lo que supuso su legado. Desde ahí, la relación entre técnico-prensa-afición, se fue deteriorando poco a poco hasta acabar detestándose mutuamente.
El catalán dijo en su primera comparecencia que el objetivo era
Europa. Un error calamitoso por todo lo que conlleva y más después de la sombra tan alargada que supone la figura de Diego Martínez. La afición, desde entonces le tomó ‘tirria’. Además, sus continuas salidas de tono en las ruedas de prensa, acabaron por estallar un problema que se veía venir de lejos.
El caso es que esto no es nuevo, y menos para
Luis Enrique. Tras todo lo ocurrido en aquellos movidos días en los que el asturiano se vio obligado a apartar al catalán de su cuerpo técnico, debido a que este quería hacer la Eurocopa, el bueno de ‘Lucho’ advirtió de un problema con su examigo.
“No lo quiero más en mi staff. Valoro a las personas con determinación y ambición. Pero la ambición desmedida no es una virtud.
Robert Moreno es desleal”, zanjó el seleccionador nacional en la comparecencia de su retorno al banquillo de España.