La victoria del Granada este pasado sábado en Álava ha supuesto un respiro importante para los intereses de los rojiblancos.
En un partido en el que se vivieron dos remontada , los nazaríes supieron sobreponerse a las adversidades al más puro estilo
Diego Martínez para hundir un poco más a un rival directo como el
Deportivo Alavés.
Por ello y tras la victoria del
Cádiz ante el
Villarreal en los intantes finales con un gol de Rubén Sobrino deja en delicada situación al Mallorca de Luis García Plaza, que cayó este fin de semana en su compromiso liguero. Y es que en caso de no haber logrado la victoria en Mendizorroza, el Granada hubiera sido el equipo condenado a caer a los puestos de descenso.
La balsámica victoria en Álava bien significa poco, aunque es un paso importante hacia la salvación, pues el Granada no ha perdido ningún partido esta temporada ante un rival de la zona de descenso, tal y como ha reflejado
@GCFStats, la 'Ighalopedia' granadina.
A pesar de que a los pupilos de Rubén Torrecilla les aguarda un calendario de infarto, los rojiblancos no han perdido todavía ante un rival que estuviera por debajo suya en la clasificación en puestos de descenso a Segunda división.
En el primero de ellos, ante el
Getafe (1-1) cuando estos marchaban vigésimos, Jorge Molina salvó los muebles en el minuto 97 para conseguir un punto importante. Posteriormente, cuando todavía
Robert Moreno estaba sentado en el banquillo venció a domicilio al
Levante en la que hasta hace dos días era la única victoria del Granada fuera de casa esta temporada (0-3).
Posteriormente, llegaron los duelos ante el
Cádiz en el Nuevo Mirandilla (1-1), curiosamente también con Molina como salvador al empatar en el 88'. En la vuelta, los cadistas hicieron todo lo posible por llevarse los tres puntos con un Granada con un jugador menos desde el minuto 33, aunque el resultado al final fue de 0-0.
Y este sábado, los nazaríes dieron la primera alegría a su afición de todo el 2022. Tres meses y una destitución hasta conseguir una victoria que le diera oxígeno a un Granada que veía con un color cada vez más oscuro la posibilidad de permanecer en Primera división una campaña más.
No obstante, la solución estaba dentro con
Rubén Torrecilla y
Diego Mainz, quienes parecen haber dado con la tecla e incluso a los jugadores se les ve con otro espíritu competitivo, ese que habían perdido con Robert Moreno y parecen haber recuperado con el discípulo de Diego Martínez.