Este próximo mes de mayo se cumplen dos años de la pérdida de un jugador muy icónico para los béticos que tuvieron la oportunidad allá por los años 70 de verlo jugar en
Heliópolis. Se trata de
Attila Ladinszky, un delantero rápido y potente, de zurda exquisita. El futbolista era un prodigio físico que arrastraba la etiqueta de ‘chico malo’, pero que dejaba huella allá por dónde jugaba.
Attila Ladinszky era húngaro de nacimiento, pero antes de cumplir los 20 años huyó de aquel mundo comunista que tanto le desagradaba. Se estableció en Alemania y de ahí marchó a Holanda y Bélgica. Triunfó en el
Anderlecht y en 1975 el buen ojo de
Ferenc Szusza y la sagacidad de
José María de la Concha lo enrolaron en el Real Betis.
Esa misma temporada,
Ladinszky comenzó siendo titular indiscutible en el esquema verdiblanco. Sin embargo, las lesiones le obligaron a detenerse, pues no volvió a jugar hasta el año siguiente. Su rendimiento no decayó y en una tarde de marzo de 1976, el húngaro endosó un hat-trick al
Granada CF, el primero de su carrera como futbolista bético.
Aquella tarde en Heliópolis, el
Real Betis doblegó al Granada por un contundente 4-1. De hecho, la asistencia del cuarto gol la regaló el propio Ladinszky. Abrió el marcador a los 20 minutos al rematar un córner forzado por Eulate, quien representa en el suelo la foto de esta pieza; y en la segunda mitad completó su hat-trick con remates con su zurda implacable que completó la fiesta helipolitana
El triunfo fue incontestable y la prensa española se entregó al húngaro. El
Marca lo tildó de: ‘Verdugo del Granada y el
Mundo Deportivo dijo que: ‘El Betis fue una máquina de hacer fútbol con un festival goleador de Ladinszky’.
El Granada no volvió a Primera hasta 35 años después
Esa temporada no estaba siendo fácil, ni mucho menos, para la escuadra dirigida por el mítico exmadridista
Miguel Muñoz en su primera aventura en los banquillos tras abandonar
Chamartín. Aquel día, los nazaríes vistieron la camiseta rojiblanca a
rayas verticales, después de que en las dos campañas anteriores las hubiera lucido horizontales, como las que les son comunes en la actualidad.
Todo aficionado rojiblanco tiene recuerdos nefastos de aquella temporada, pues el conjunto granadino acabó descendiendo a
Segunda división y no volvería más a la máxima categoría hasta 35 años después, cuando el Granada doblegó al
Elche en el playoff de ascenso en 2010, con aquel famoso gol de
Ighalo en el
Martínez Valero.