A la salida de Darwin Machís del Granada le falta poco más que la oficialidad, si es que no se puede considerar como tal
la confirmación de Pep Boada y Patricia Rodríguez, director deportivo y directora general de la entidad respectivamente.
El extremo pondrá fin a su etapa como jugador rojiblanco de forma definitiva tras casi diez años vinculado, de forma intermitente, al club que le hizo debutar en Europa. Se marcha al Charlotte de la MLS por cuatro millones y medio de euros para emprender su último viaje de ida.
Fue en el verano de 2012 cuando el vinotinto, de apenas 19 años entonces, se incorporó al Granada, procedente de Mineros de Guayana, equipo con el que anotó ocho tantos en 28 encuentros durante el curso anterior. Intermedió el Udinese de Gino Pozzo, que fue el club que se hizo con sus derechos.
Machís era un joven atacante, entonces definido como delantero centro, a quien la camiseta de Primera división le arrastraba. Jugó cinco partidos, pero casi no acumuló 45 minutos entre todos. Hizo entonces las maletas para volar por primera vez lejos de Los Cármenes. Recaló cedido en el Vitoria de Guimaraes, con cuyo filial fue alternando hasta el final de la campaña.
Regresó a la ciudad de la Alhambra, pero no para formar parte de la primera plantilla. Su crecimiento requería aún pasitos cortos y el aún denominado Granada B fue su siguiente escenario. En Segunda B, fue indiscutible para Joseba Aguado, ya convertido en un ala punzante.
Anotó diez goles y llamó la atención del Hércules, que militaba en Segunda, que le incorporó, de nuevo a préstamo, únicamente para las últimas semanas del campeonato.
El paso por la categoría de plata y la llegada de Joaquín Caparrós al banquillo del Granada le acercaron de nuevo al primer equipo en la temporada 2014/2015.
Se ganó la confianza del técnico en la preparación estival y le insertó en su rutina de trabajo. De hecho, fue titular en la primera jornada de Liga, ante el Deportivo, y en la quinta, contra el Levante. Pero no volvió a jugar más que unos minutos en Copa del Rey con los mayores. Retornó al filial para seguir curtiéndose. Agregó siete dianas a sus registros, pero no le bastó para hacerle hueco en el conjunto rojiblanco.
La temporada 2015/2016 fue la primera que el venezolano pasó lejos de Granada desde el inicio. Su planeo le llevó al Alcoraz, otra vez cedido, para jugar en Segunda.
Fue este el primer punto de inflexión en su carrera, con 22 años. Con el Huesca desplegó las alas. Titular en el costado, jugó 40 encuentros entre Liga y Copa, en los que dejó 10 muescas. Fue su consagración como futbolista profesional. La categoría le quedaba bien.
No bastó aún para que en Los Cármenes le reservaran un dorsal, por lo que salió al Leganés, en Primera división. Fue el año en el que el Granada descendió. Machís no gozó de un rol especialmente relevante, pero sí entró en la rotación con asiduidad con el cuadro pepinero.
Marcó su primer gol en la élite, el único en la campaña en Liga -en Copa sumó otro par de dianas-, precisamente para dejar al club al que pertenecía, el nazarí, muy cerca de Segunda.Llegada al primer equipo
El descenso fue lo que reforzó el vínculo entre Machís y el Granada. El conjunto rojiblanco le abrió las puertas, esta vez sí, del primer equipo. Sus derechos, no obstante, pertenecían a Udinese. Conectó con la afición desde el comienzo y su rendimiento fue sobresaliente durante toda la temporada.
Catorce goles en 33 partidos adornaron su influencia en el juego, si bien el proyecto fracasó y quedó un año más en Segunda división.
Regresó a Italia, donde no tuvo hueco y salió a préstamo al Cádiz, con el que cuajó medio curso excelente.
Marcó ocho tantos en tan solo 15 partidos, que le convirtieron en uno de los jugadores más determinantes de la categoría y especialmente atractivo para Diego Martínez, que le tuvo que sufrir. Por ello, le reclutó tras el regreso a Primera, ya en propiedad -el club adquirió un porcentaje de sus derechos y fue sumando porciones por objetivos-, y le convirtió en uno de los estandartes del 'EuroGranada'.
Con el técnico vigués, Machís alcanzó su mejor rendimiento.
Trasladó las incisivas cualidades que le hicieron brillar en Segunda división a la máxima categoría, en beneficio de un Granada histórico. En la campaña 2019/2020, marcó siete goles y dio ocho asistencias en los 42 encuentros que disputó entre Liga y Copa. Cambió de talla. Mejoró sus cifras al año siguiente, en el que jugó 46 encuentros, 10 de ellos en Europa League. Anotó nueve tantos, algunos grabados en la memoria de la hinchada rojiblanca, como el misil que selló la victoria en Eindhoven.
Tras brillar en Liga, Copa y por todo el continente, el vinotinto atrajo la atención del América de México, lo que, unido a problemas de índole personal, le llevaron a la rampa de salida el pasado verano. Su marcha no se efectuó entonces, pero sí en este mercado invernal, tras media temporada marcada por la irregularidad. El joven delantero que cruzó el charco para probar suerte en Europa se acabó asentando con la elástica rojiblanca horizontal. Dejó 17 goles en 50 encuentros con el filial nazarí antes de poder ponerse la camiseta de los mayores.
Se marcha con 32 tantos en su cuenta particular y 20 asistencias en 146 encuentros. Es historia.