No hace ni un mes que se confirmó, todavía de manera
oficiosa, que
Rui Silva será el primer fichaje del
Real Betis para la 21/22. Libre para negociar su futuro desde el pasado 1 de enero, habida cuenta de que su contrato con el
Granada acaba en verano y no renovó, el guardameta firmó un precontrato con el conjunto verdiblanco, tras pasar reconocimiento hace muchos meses en tierras costasoleñas, aunque podía romperlo a cambio de
dos millones de euros (cuatro, en el caso de querer marcharse al
Sevilla FC) hasta el 1 de febrero. Como no lo hizo, pese al interés de
Atlético de Madrid,
Oporto,
Everton o
Inter de Milán, el luso queda ya ligado hasta 2026, con una cláusula de rescisión de 60 kilos (
entrando al 'Top 10' de la plantilla heliopolitana).
Desde entonces, sus pronunciamientos han sido
cautelosos, resaltando su
agradecimiento a la entidad nazarí por la oportunidad de crecer en LaLiga y su compromiso de seguir defendiendo la camiseta rojiblanca con toda la entrega demostrada hasta el momento.
Ha sido complicado, admite el de Maia, pero confía en haber tomado la decisión correcta para su futuro. Con todo, su evaluación continua como granadinista pasa ahora a ser un examen final en el que, como adjudicaba Plutarco a la mujer del César en sus 'Vidas palalelas', "no sólo debe serlo, sino
parecerlo". Se acuñó esa expresión con el paso del tiempo con adjetivos como
honesta u honorable, perfectamente válidos para un Rui Silva a quien pocos podrán poner en entredicho.
Sin embargo, siempre habrá malas lenguas que, valga el símil, argumenten que no mete la pierna para no
lesionarse o barbaridades de ese estilo, pese a que los dirigentes y técnicos del cuadro nazarí han salido en defensa de su profesionalidad, fuera de toda
duda desde su aterrizaje. Ocurre que la permanencia en dos competiciones del Granada, tres hasta hace nada, empieza a mermar el rendimiento de una plantilla que viene de ganar 2-0 al
Nápoles en la ida de las primeras eliminatorias de la
Europa League, aunque
ha bajado lógicamente el pistón en LaLiga. Acumula seis jornadas sin ganar (
3 de 18 puntos), lo que deja la séptima plaza a seis puntos (7 la sexta).
La vulnerabilidad de los de
Diego Martínez, con muchas bajas además, ha afectado a Rui Silva, que protagonizó nueve
porterías a cero en los tres primeros meses de competición (2 en la UEL), pero que lleva sólo tres en los últimos dos (una en la UEL), pasando su extraordinario promedio de
1,26 tantos encajados por partido a
1,8 en 2021 (2, contando sólo el torneo doméstico de la regularidad). Un bajón que
el parapenaltis oficial de Primera división está deseando equilibrar, pues no solamente importa cómo llegue al Betis, sino el recuerdo que deje en Granada.