Nueve bajas y muchas dudas tras el periodo más difícil de toda la temporada. El
SCC Napoli, hay que decirlo sin rodeos, no llega al partido contra el
Granada CF en las mejores condiciones.
Para nada.
Malas condiciones físicas, antes que todo: con el problema muscular de
Petagna en el entrenamiento del lunes pasado, los azzurri casi
podrían formar un once solo de... jugadores lesionados. El delantero ex del Atalanta y la SPAL, de hecho, se unió entre los otros a
Koulibaly y Ghoulam, positivos en
Coronavirus, además de
Mertens, Manolas, Hysaj, Demme, Lozano y Ospina. Con una única solución para míster
Gennaro Gattuso de cara al doble enfrentamiento ante los nazaríes: agregar al equipo al menos
cuatro jóvenes de la formación 'Primavera'.
Esta situación, ya por sí misma bastante complicada, lo es aún más por
la tensión de las últimas semanas entre el presidente Aurelio De Laurentiis y el entrenador.
Dos personalidades fuertes, que chocaron tanto de manera privata como pública. "
De Laurentiis me decepcionó. Parece que vamos últimos en la clasificación", dijo un muy descontento Gattuso tras la victoria contra el Parma del 31 de enero y los rumores sobre el posible regreso al Napoli de
Rafa Benítez o Walter Mazzarri para resolver la falta de regularidad y de juego del equipo. Este clima de polémica, encendido por
la derrota en la Supercoppa Italiana contra la Juventus, explotó después del 1-2 contra el Genoa y, sobre todo, después de la eliminación de la Coppa Italia en la semifinal contra el Atalanta.
Gattuso, a principio de febrero,
parecía así mucho más fuera que dentro. Al punto que esos supuestos contactos entre De Laurentiis y sus posibles sustitutos que tanto le habían molestado estaban cerca de convertirse en verdaderas negociaciones hasta...
la victoria (inesperada) contra la Juventus del 13 de febrero.
Un 1-0 que lo cambió todo y que convenció al número uno del club a devolverle al menos un poco de confianza, y de respeto, a su técnico actual. Incluso porque
la plantilla y sus líderes nunca traicionaron a Gattuso en todos estos meses. Le apoyaron siempre, en las buenas y en las malas, gracias a la gran relación que el campeón del mundo supo construir en el césped y en el vestuario con su trabajo diario en Campania.
Un hombre
genuino y siempre directo, quien quizás no le dio al Napoli un juego encantador como el de Maurizio Sarri, pero sí la fuerza mental que necesitaba para dejarse atrás un ciclo histórico. Con un fútbol más concreto que espectacular, a veces imparable (6-0 contra la Fiorentina), otras frustrante (1-3 contra el Verona), basado en el 1-4-2-3-1 que consagró una vez por todas al talento polaco Zielinski, responsabilizó al capitán Insigne y espera poder disfrutar pronto de los goles de Osimhen, la inversión más cara de siempre para los azzurri (50M + variables) y al mismo tiempo uno de los jugadores que más partidos se perdió hasta hora entre Covid y una lesión en el hombro sufrida con su selección de Nigeria.
Serán precisamente
estas tres las mejores cartas que el Napoli intentará aprovechar con el objetivo de eliminar al Granada y seguir soñando en la Europa League, el segundo reto de la temporada junto con la clasificación a la próxima Champions League (ahora mismo,
el Napoli va quinto con 40 puntos y un partidos menos). Y también, por supuesto, con el objetivo de
'salvar' al sargento Gennaro Gattuso: su equipo sabe bien que salir ya de la copa contra los rojiblancos, un rival
considerado - al menos en Italia - bastante "inferior", significaría casi seguramente tener que
despedirse sí o sí de 'Ringhio'.