No está teniendo
suerte, precisamente,
Loren Morón en sus últimas temporadas. Desgraciadamente, la espectacular segunda vuelta de la
17/18 que firmó con el
Betis, promocionando al primer equipo desde el filial para marcar siete goles en quince partidos que aseguraron la clasificación para la Europa League, no tuvo luego la continuidad deseada. El siguiente curso, se quedó en 8+4, perdiendo un poco la confianza de
Quique Setién en detrimento de
Sanabria y hasta de un delantero 'sui generis' como
Jesé. En la 19/20, tras convencerle
Rubi de que se quedara, no anduvo mal (12+3), aunque la
Covid-19 le golpeó fuerte, personal y familiarmente, y
nunca llegó a recuperar la confianza ni el rendimiento.
Tras muchos
rumores de ofertas y posibles salidas, desechó una jugosísima (con cifras de las de antes de la pandemia) del
Lokomotiv de Moscú y anduvo cerca de reforzar hace dos ventanas invernales al
Barcelona, pero su estrella se ha ido apagando hasta acabar aceptando una cesión al Espanyol que no está teniendo los minutos y la gloria deseados. Pero el marbellí no se rinde. Aprovecha cada resquicio que le concede
Vicente Moreno para intentar convencerle de que puede acompañar a
Raúl de Tomás en la punta de lanza. Una de esas oportunidades llegó en la
Copa del Rey, cuando el '16' anotó un
'hat-trick' para dar el pase a los catalanes ante el modesto
CD Solares, que casi fuerza la prórroga (2-3) con dos tantos en el cuarto de hora final.
Como es costumbre, Loren
reclamó el balón del partido para llevárselo
firmado por sus compañeros, aunque, medio en broma medio en serio, el lateral zurdo
Víctor Palacio lo pidió de vuelta vía redes sociales, porque, como confesaba, no andan "
sobrados" en la sexta categoría nacional de material deportivo. El artillero andaluz, por el que los 'pericos' guardan una
opción de compra cifrada en 10 millones de euros, ha tenido un gesto que demuestra tanto su humildad como los balores que lo han definido a lo largo de su carrera, corta, pues sólo cuenta con
27 años. De esta forma, el todavía bético se quedó con el esférico de marras, pero
envió a cambio 30 oficiales de Adidas para la entidad cántabra, que se lo ha
agradecido efusivamente, como el culpable, entre comillas, de que, valga la redundancia, Morón se sintiese culpable por dejar desprovista a una entidad modesta de tan preciado enser de trabajo.
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