Segunda sesión de la
vista oral contra los futbolistas Santi Mina y David Goldar por una presunta agresión sexual. En ella, los médicos y psicólogos del Instituto de Medicina Legal (IML) de Almería han indicado que la lesión "genital" que presentaba la joven víctima es "compatible y verosimil" con la agresión sexual que se enjuicia, al tiempo que han asegura que la "sintomatología" de trastorno de estrés postraumático que se le ha diagnosticado "está directamente relacionada" con los hechos que realata.
Este pasado miércoles
declararon tres guardias civiles, un detective privado contratado por la defensa de Mina, dos médicos forenses y dos psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Almería.Los guardias civiles señalaron de forma coincidente que fue una amiga de la denunciante la que alertó a las fuerzas y cuerpos de seguridad porque "no daban con ella" y había pasado "mucho tiempo" desde que se había ido. Cuando acudieron al local de ocio en el que estaban, ya encontraron allí a la denunciante con sus amigas junto a la Policía Local.
Indicaron que
ya en ese momento la mujer explicó que estaba manteniendo una relación sexual voluntaria con Goldar dentro de la furgoneta, cuando apareció Mina y le introdujo su miembro en la boca. Una amiga apuntó que la habían encontrado deambulando "preocupada" y que había ido a recriminar a los acusados lo que había pasado con la denunciante.
Confirmaron que a su llegada los acusados estaban vestidos y que no pusieron "ninguna oposición" a que se fuera, añadiendo que ella estaba "nerviosa" y que todos estaban "cansados". El último de ellos apuntó que
los hombres se mostraron "colaboradores" y que Goldar mostraba "más tranquilidad" que Mina.El
detective privado explicó por su parte cómo llevó a cabo la
investigación de la víctima en julio y octubre de 2019, con un "seguimiento a la mayor distancia posible", excepto cuando otra detective se hizo pasar por una persona interesada en alquilar un piso para conversar con la denunciante durante "un minuto" de forma "muy cordial".
Todo ello con el objetivo, dijo, de comprobar si parte de lo expuesto en un informe psicológico -como si salía con amigos, si tenía pareja, cambios en su forma de vestir, etc.-, se ajustaba a la realidad. Declaró, también, que
tenía un "comportamiento normal" y no vio "nada anormal", reconociendo que no tiene conocimientos concretos de psicología o medicina. Aquí fue cuando
la abogada de Santi Mina, según publica el periodista Javier Pajarón (
La Voz de Almería),
preguntó al detective si la presunta víctima "llevaba faldas y ropa ajustada", a lo que el investigador respondió que "es habitual en ella".
Una pregunta que ha causado un grave revuelo en las redes sociales y en la opinión pública.Por su parte, los médicos forenses explicaron que
la mujer presentaba cuatro lesiones genitales, equimosis que podrían ser compatibles con el momento en el que se produjo la presunta agresión sexual, y que la mujer se mostró "nerviosa, ansiosa" y con "rechazo a la exploración" ginecológica que se le practicó.Las psicólogas del Instituto de Medicina Legal de Almería señalaron que la denunciante presentaba en el momento de realizar las pruebas, en agosto de 2019, sintomatología ansiosa grave, depresión, afección de la autoestima y estrés postraumático.
"Era una depresión grave, no un simple estado de tristeza pasajero, era un estado de tristeza que casi se ha cronificado", han incidido. Al intentar confrontar las defensas lo expuesto en el informe presentado al juzgado con el trabajo del detective privado y otros hitos de su vida personal, una de ellas ha subrayado que la denunciante presenta trastorno de estrés postraumático.
"Cuando se detecta trastorno de estrés postraumático, únicamente va referido a un hecho concreto, no a una historia, no a 50.000 cosas. A un hecho concreto... La sintomatología que presenta está relacionada con los hechos relatados, no con hechos o historias previas", ha recalcado, precisando que su sintomatología es compatible con "los hechos que relata" y que una víctima de una agresión sexual puede llevar una vida "relativamente normal" porque su estado emocional no es "una línea recta" sino que es como
"un pico de sierra" y depende de la ayuda profesional y fármacos que tenga.