Desde hace ya casi dos años, no hay mercado de fichajes en el que el jugador del
FC Barcelona Riqui Puig no suene como
posible refuerzo para el Real Betis. Esta ventana de enero de 2021 no ha sido una excepción. No obstante, más allá de ser un jugador que gusta mucho en las oficinas del Benito Villamarín y que ha sido tanteado en varias ocasiones, los heliopolitanos no tienen como prioridad reforzar esa posición y el joven centrocampista catalán
no parece decidido a salir a pesar de su escaso protagonismo y de
coleccionar desengaños a las órdenes de Ronald Koeman.
El
último desengaño de Riqui Puig como barcelonista, casualididades del destino, tuvo lugar en la mañana de este pasado domingo
sobre el césped del Benito Villamarín, el estadio del
Betis. El club heliopolitano cedio el coliseo de La Palmera para el Barça realizase el último entrenamiento previo a la final de la
Supercopa de España que, ya por la noche, los culés perdieron ante el Athletic (2-3) en
La Cartuja de Sevilla.
Sobre el verde del Villamarín, Riqui conoció que no sería de la partida ante los leones a pesar de erigirse en el
héroe del pase a la final de los azulgranas, al anotar el penalti decisivo en la tanda ante la Real Sociedad, en las semifinales celebradas en el
Nuevo Arcángel de Córdoba. Allí dio muestras de su personalidad y asumió la responsabilidad por delante de otros pesos pesados del vestuario culé. El mismísimo
Koeman le elogió en rueda de prensa y Riqui juró amor eterno ante las cámaras de la zona mixta.
Preguntado por una posible salida en este mes de enero, en pleno momento de euforia por su buena actuación en las 'semis' de la Supercopa,
Riqui dejó claras sus intenciones y se mostró dispuesto a seguir en el plantel pese a contar con pocas oportunidades (apenas 120 minutos en siete partidos).
Aun así, remarcó que
no piensa "arrojar la toalla" con lo mucho que le "ha costado llegar al primer equipo" y, a pesar de los rumores surgidos en la Ciudad Condal acerca de una posible cesión en enero tras aceptar ampliar su contrato dos años más, advirtió a sus pretendientes de que
no aceptará las ofertas que puedan llegarle en el presente mercado invernal.
"La sonrisa no la he perdido nunca.
Aunque no juegue, estoy contento y creo que me van muy bien las cosas: tengo a mi familia y tengo salud. No me puedo quejar de nada.
Si Ronald (Koeman) me da algún minuto, lo agradeceré. Si no, seguiré trabajando igual", señaló el joven canterano azulgrana a las cámaras de Movistar+ sobre el césped del Nuevo Arcángel de Córdoba.
Pues le tocará seguir trabajando, porque en la final de la Supercopa fue el
penúltimo cambio del técnico neerlandés, que le dio entrada cuando la primera parte de la prórroga ya tocaba a su fin y apenas tuvo
20 minutos para mostrar esas cualidades que, está convencido, pueden ser útiles para el Barcelona.