Sevilla FC y FC Barcelona están
condenados a entenderse por Ivan
Rakitic, uno de los futbolistas a los que el nuevo entrenador culé, Ronald
Koeman, habría comunicado que deben salir, como
Luis Suárez, Umtiti o Arturo Vidal, con el añadido de que el croata termina contrato en
2021, por lo que la posición de fuerza de los azulgranas se ve reducida a su mínima expresión. Incluso, en la Ciudad Condal habrían tirado la toalla a la hora de esperar
ingresos por el centrocampista, tasado en su día en
10 millones de euros.
Tottenham,
Inter de Milán y, más recientemente, el
Fenerbahçe habrían pujado con fuerza por el medio, que siempre ha hecho gala de su sevillismo e impuesto su deseo de
regresar a la que fue su casa durante tres años y medio. Así, celebró la consecución de la
sexta Europa League de su equipo del alma lanzándose con ropa a la
piscina durante una entrevista con la televisión oficial nervionense, un gesto que encantó a los aficionados del cuadro hispalense y que
enfadó a sus homólogos barcelonistas.
Según asegura el diario 'Sport', blanquirrojos y catalanes
ya negocian por Rakitic, pues la intención del míster holandés es que sus
descartes no estén ya el próximo
lunes, cuando dará comienzo la pretemporada. Por tanto, Sevilla y Barça tienen lo que queda de semana para limar los últimos
flecos por el balcánico, que ya está claro de que aterrizaría gratis en Nervión, a cambio de que los aún dueños de sus derechos federativos se ahorren su alta ficha, de
7,8 millones de euros netos. En otro orden de cosas, en el Sánchez-Pizjuán deben hacer números para
cuadrar unos emolumentos de ese nivel en el
presupuesto de la 20/21.
La única manera factible sería un contrato de
media-larga duración, de tres o cuatro años, que es lo que pretende el futbolista nacido en Suiza hace
32 años. Pero el problema para el Sevilla no es sólo ése, ya que, según la misma fuente, el Barcelona pretende alguna
compensación extra por liberar a Rakitic, que sería un
derecho preferencial por uno o varios efectivos nervionenses, como pueden ser los casos de
Diego Carlos, Koundé u Ocampos. Lógicamente, en Eduardo Dato preferirían tener las
manos desatadas en caso de tener que negociar un hipotético traspaso de alguno de sus 'cracks'.