¿Y ahora qué, Messi? ¿Cómo se justifica esto? La
campaña mediática contra el Sevilla FC en general y contra
Diego Carlos en particular, emprendida desde el
FC Barcelona y sus medios afines durante los cuatro días posteriores al 0-0 entre nervionenses y culés en el Sánchez-Pizjuán, ha dado vergüenza ajena. Su actitud ha sido afeada en toda la geografía española, que en la noche del jueves vio cómo el argentino sigue "enfadado" y ha elegido nuevas víctimas, el
Athletic Club y su central,
Yeray.
Cero goles -sigue posponiendo el número 700 de su carrera-
y dos agresiones en cinco días es el sorprendente saldo de Messi, acostumbrado a deleitar al personal y no a desatar ira. Y las dos agresiones han sido perdonadas por el
árbitro de campo, primero, y después por el
VAR, ese artilugio que tanto indigna al club azulgrana por los buenos ojos con los que generalmente mira al Real Madrid.
Lo de siempre, ellos dos se pelean y a los otros 18 equipos les toca siempre pagar los platos rotos.
La polémica esta vez llegó en el minuto 69 de partido entre el Barcelona y el Athletic en el Camp Nou y
la acción es muy similar a la protagonizada el viernes con Diego Carlos. En un balón dividido, el argentino
llega tarde y pisa con violencia a Yeray, tendido en el suelo después de despejar con limpieza esa pelota sin dueño. No es un roce, como sucedió con el central del Sevilla. Esta vez, el pisotón del '10' es nítido y clava todos sus tacos en la pierna del zaguero vizcaíno, con
Gil Manzano mirando para otro lado -como el viernes hizo
González González- y, por lo tanto, Messi se volvió a quedar sin castigo.
A diferencia del argentino,
Yeray se quedó con el pisotón y ahí se acabó la historia. El viernes,
Messi se fue a por Diego Carlos y le soltó un doble empujón con los
puños cerrados a la altura del mentón y desde la Ciudad Condal encendieron el ventilador. Primero, se quejaron de que Diego Carlos no fuera expulsado y, cuando las imágenes de televisión demostraron que no le toca, el Barcelona difundió una foto del rosarino con
poco más que un 'arañazo' en su pierna, según palabras literales de
Mundo Deportivo, "para justificar el enfado de Messi con el central del Sevilla".
"
Quiso frenarle con una brutal entrada y luego se encaró con el capitán barcelonista, pudo suponer su expulsión, pero salió indemne", apostillaba, yendo aún más lejos, sus vecinos del diario
Sport. Difícil de entender, pues el argumento dificilmente se sostiene con la verdad que muestran las imágenes. En todo caso, ¿ahora qué? Muchos se preguntan hoy por redes sociales dónde están las marcas de Yeray y si, por esa misma regla de tres que proponen en Cataluña,
habría estado justificado que el central del Athletic se levantase y adrediese al '10' tomándose la justicia por su mano.
La respuesta, obviamente, es que no.
Si Yeray llega a 'justificar su enfado con Messi', no juega más en lo que queda de esta Liga. El Athletic ha guardado un silencio prudencial y lo ha entendido como lo debe ser, una acción de un partido que se olvida cuando acaba ese partido. No ha encendido la mecha, como tampoco lo hizo el Sevilla FC.
En Madrid y en Barcelona tienen otras 'normas'. Y es que la grandeza de un club de fútbol no sólo se demuestra sobre el césped.