Se despidió el 'Niño', pero permanece el mito. Fernando Torres dijo adiós este domingo a su hinchada y a su casa y el nuevo Metropolitano lo homenajeó como se merece. Por todo lo alto, con un recinto a rebosar y un espectacular mosaico en la grada este, en el que se leyó el lema 'de Niño a Leyenda', el mismo que figuró en las camisetas de los locales.
Desde que el pasado miércoles el Atlético levantase su tercera Liga Europa en el estadio de Lyon, tras vencer al Marsella (3-0), Torres vive embargado de emoción. En la ciudad francesa logró el título que la faltaba con los rojiblancos y durante estos días se ha visto desbordado por tanto cariño recibido. Por eso, no pudo contener alguna lágrima el viernes en Neptuno, ante el clamor de los suyos, ni tampoco en el Wanda en su último partido ante el Eibar. "Gracias por todo y perdón por tan poco", escribió en su red social el pasado viernes después de las celebraciones por la UEFA.
Los atléticos le adoran porque saben que su sangre es rojiblanca. Porque son conscientes de que es uno más de los suyos. A pesar de su doloroso "hasta luego" rumbo a Liverpool en el verano de 2007. Hasta su vuelta, en 2015, Torres fue el mejor embajador del Atlético por Europa y defendió siempre a su equipo. Lo demostró luciendo la bandera rojiblanca en los festejos por la Eurocopa 2008 con la selección española.
Torres se marchó en 2007 por su bien y por el del club madrileño, pero siempre fue colchonero. Por eso fue recibido en su regreso con una increíble presentación con 50.000 espectadores en el viejo Manzanares. Lo nunca visto en el Calderón. En su segunda etapa, ni un reproche. Seguro que le hubiese gustado jugar más, gozar de más minutos, pero había cumplido su mejor sueño. El de volver y formar parte de un Atlético campeón y competitivo. No pudo alzar la 'Champions' en Milán, pero sí la Liga Europa en Lyon.
Desde que debutase con 17 años en 2001, de la mano de Carlos García Cantarero, ha demostrado siempre su amor por unos colores, los que en su día le inculcó su abuelo. Por encima de todo su Atlético de Madrid. Por eso tanto aprecio. Por eso el cántico de "eres Atleti, Fernando eres Atleti", después del encuentro ante el Eibar. Por eso y porque es un grandísimo futbolista. El quinto máximo goleador de la historia del club, con 129 goles, y también el quinto con más partidos disputados como rojiblanco (404). Unas cifras al alcance de muy pocos.
"Fernando lo ha ganado todo. Ha tenido una trayectoria profesional brillantísima, impecable. A esto hay que unirle su personalidad, que es muy importante. Para los atléticos es un ejemplo a seguir por su sencillez, por su humildad, por su saber estar. Todo esto lo hace aún más grande", declaró a EFE José Eulogio Gárate, exfutbolista de fábula del Atlético, en el que militó de 1966 a 1977. Son los valores del Atlético. El trabajo, la humildad, la sencillez. Los mismos que representa Torres. Por eso recibió el tributo merecido. El Metropolitano explotó cuando firmó el tanto del empate ante el Eibar al filo del final de la primera parte y también cuando anotó el segundo. Entonces, Torres no aguantó y se fue a celebrarlo con la grada, a pesar de que ello significaba tarjeta.
Al final, los honores, los cánticos, los abrazos, y otra vez las lágrimas incontrolables. Otra vez un hasta luego, porque el mito volverá y la leyenda es perpetua. 'Hasta pronto Torres, hasta siempre Fernando'.