El Athletic Club llega al último parón liguero con motivo de los partidos de selecciones con la temporada casi finiquitada, sin más objetivo que terminar con cierta dignidad un curso decepcionante y, si acaso, apurar el hilo de esperanza que aún le queda de engancharse a la pelea europea vía LaLiga. En esa tesitura, el partido del domingo en el Camp Nou, la derrota por 2-0 ante el FC Barcelona, sirve como resumen de lo que está siendo y podría ser esta campaña del conjunto dirigido por José Ángel Ziganda.
La primera mitad en el coliseo azulgrana, que terminó 2-0 y no fue una estrepitosa goleada por la respuesta de Kepa Arrizabalaga y los palos a los numerosos remates de gol de los de Ernesto Valverde, explicó lo que ha sido este curso el Athletic de Ziganda: un conjunto medroso, sin plan reconocible, sin solidez en defensa e inofensivo en ataque más allá de Aritz Aduriz. La segunda mitad fue todo lo contrario. Quizás por la presencia de Valverde en el banquillo rival, los leones se comportaron como tales, como cuando les dirigía el 'Txingurri'. Valientes hasta el punto de jugar toda la segunda mitad en campo barcelonista y decididos a aprovechar alguna opción de volver a hacer partido. No la encontraron pero al menos se reconocieron en lo que eran y frenaron la dinámica social en la que había caído el entorno 'athletizale', en el que es clamoroso el enfado con Cuco Ziganda.
La pañolada -aunque con cartulinas blancas, que no con pañuelos como antaño era costumbre-, que el jueves pasado cerró la aventura europea de esta temporada del Athletic seguro que hubiese tenido continuidad a la vuelta del parón si el segundo tiempo de Barcelona hubiese sido como el primero. Pero la buena segunda parte, aunque con el choque ya prácticamente perdido, quizás suponga una rectificación de Ziganda y del equipo bilbaíno de cara a un tramo final de campeonato liguero en el que no le agobia el descenso -lo tiene a 14 puntos- y hasta podría engancharse a una lucha europea que tiene a ocho puntos. Eso dando por descontado, porque todavía no es seguro, que la séptima plaza también da billete continental.
Aunque para pelear por Europa, el Athletic debería encadenar una buena racha de resultados que le permitan ir superando a los numerosos rivales que tiene de por medio. Un total de seis: Girona, Betis, a ocho puntos; Getafe, Celta y Eibar, a cuatro; y Leganés, un punto por delante. El Sevilla, a 10 puntos, y el Villarreal, a 12, ya le son prácticamente inalcanzables. De los seis rivales a los que quiere cazar, Celta y Betis aún deben pasar por San Mamés. El Celta en la jornada a la vuelta del parón. Por lo que, de no ganar, en ese encuentro el Athletic casi cerraría la persiana al curso.
Ante el Celta seguirá al frente del equipo rojiblanco Ziganda, al que un marcador estrepitoso en el Camp Nou, como se temió en la primera parte, le hubiese hecho mucho daño. El desafecto de la grada de La Catedral con el Cuco es enorme y cualquier partido como muchos de las vividos en este curso puede desatar una ola de críticas que desembocarían en una situación desagradable. Por eso, que el equipo rojiblanco perseverase en el comportamiento de la segunda parte en Barcelona ayudaría al técnico navarro a terminar con cierta tranquilidad una temporada que, en todo caso, y a falta de ver si se mantiene el hilo de esperanza europea que alberga, para el Athletic está prácticamente finiquitada.