Tras la destitución de
Mauricio Pellegrino por los malos resultados y su consencuente situación en lo más profundo de la tabla, el
Leganés está buscando un entrenador para enderezar el rumbo y alejarse de los puestos de descenso. De momento, se ha hecho cargo del equipo
Luis Cembranos, pero la idea del club pepinero es traer a un nuevo técnico.
Los de Butarque ya han tanteado en vano sus opciones preferidas, recibiendo una negativa por parte de
Abelardo y de
Francisco, lo que le han obligado a registrar en el mercado de preparadores libres para intentar hallar una opción que les convenza. Dentro de la búsqueda, los gestores blanquiazules se han detenido en un viejo conocido del
Betis, el uruguayo
Gustavo Poyet, que lleva en el paro desde el 17 de agosto de 2018, cuando terminó su corta etapa en el
Girondins de Burdeos.
Antes estuvo en el
Shenhua chino, en el que duró 286 días, más de lo que tardó en perder su puesto en el
Benito Villamarín en la 16/17, ya que llegó en verano y fue despedido el 11 de noviembre, con un saldo negativo. No en vano, dirigió únicamente 11 encuentros, con un bagaje de dos triunfos, tres empates y seis derrotas, lo que le costó su adiós prematuro.
Diversos medios madrileños han apuntado en las últimas horas que el charrúa estuvo ayer en
Butarque para comunicar los planes que aplicaría y se han acercado posturas para que se siente en el banquillo pepinero. Parece que a la directiva le gusta esta vía y pronto podría anunciarse su llegada al
Leganés, aunque no se trataría de la única opción.