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40 años de la primera huelga de futbolistas, secretos de un día histórico

40 años de la primera huelga de futbolistas, secretos de un día histórico
40 años de la primera huelga de futbolistas, secretos de un día histórico
Estadio DeportivoEstadio Deportivo 8 min lectura
El 4 de marzo de 1979, hace hoy 40 años, los futbolistas españoles miraron de frente a sus clubes y a la Federación Española de Fútbol, entonces liderada por Pablo Porta, y protagonizaron la llamada huelga de 'botas caídas', consiguiendo que el balón no rodase en todo el fin de semana.

Tres reivindicaciones fundamentales cimentaban el primer parón total de la Liga de Fútbol Profesional: la supresión del derecho de retención, según el cual un club podía retener al profesional incrementando su ficha un 10 %, la inclusión en la Seguridad Social y la supresión del límite de edad que impedía a los sub-23 jugar en Tercera División.

En el origen, la Asociación de Futbolistas Españoles, cuya creación se empezó a gestar en la noche madrileña un año y medio antes. Fue en la discoteca Cerebro donde dos grandes amigos, Manolo Esteo, exportero del Atlético de Madrid, y Juan Gómez 'Juanito', inolvidable delantero del Real Madrid, empezaron a hablar de las paupérrimas condiciones laborales de los futbolistas.

Previa reunión con los internacionales, antes de que éstos cruzaran el charco para disputar el Mundial de Argentina'78, los ideólogos mandaron "una carta a todos los jugadores" para compartir la intención, e imperiosa necesidad, de montar un sindicato, refirió Manolo Esteo en una entrevista concedida a EFE. Y en otoño, la histórica asamblea. El 23 de noviembre de 1977, en el Hotel Meliá, unos 270 jugadores se congregaron en un primer cónclave que convulsionó la opinión pública de un país y una democracia que todavía usaba pañales. Aquel espíritu de lucha dio el pistoletazo de salida a la aventura de la AFE.

La sólida base sobre la que construir el proyecto la encontró Esteo en Rubén Ayala, estrella del Atlético de Madrid y del fútbol albiceleste, porque "en Argentina tenían un sindicato de futbolistas llamado Argentinos Agremiados" y el 'Ratón' mandó toda la documentación.

El 23 de enero de 1978 se firmaba el acta constitucional de AFE y se aprobaban sus estatutos. "En esta asamblea, a la que acudieron unos 700 futbolistas, ya quedó claro quiénes serían los que liderarían el proyecto, siendo Joaquín Sierra Vallejo, 'Quino', el elegido para presidir la primera junta directiva de AFE", se podía leer en la nota difundida por la asociación en conmemoración de la reunión en el Meliá.

La sociedad y los medios de comunicación se dividieron ante lo que sus detractores bautizaron como "sindicato de los millonarios". La prensa más conservadora atacaba y, al otro lado del cuadrilátero, periódicos como El País o Diario 16 eran comprensivos con la solidaridad de las grandes estrellas para con sus compañeros más afectados por la inseguridad jurídica y laboral. El debate lo incendió Cabrera Bazán, abogado de AFE, al afirmar que el de los futbolistas, junto a las prostitutas y las empleadas del hogar, era uno de los tres únicos colectivos que vivían en tal situación de inestabilidad.

Cuando llegó marzo del 79, la AFE tenía poco más de un año de vida, pero contaba con la fuerza de sus 1.700 afiliados y ya había tramitado el cobro de 130 millones en cuestión de atrasos a jugadores de equipos en su mayoría modestos. A modo de curiosidad, el que fuera guardameta del conjunto colchonero relató una llamada de Emilio Cruz, por entonces futbolista del Cacereño: "Pulpo, me deben 4 millones". La inseguridad fiscal y el abusivo derecho de retención, que convertía al jugador en esclavo de su equipo, motivaban, ahora, la convocatoria de una huelga envuelta en presiones y coacciones: "Yo estuve amenazado de muerte", confesó Esteo.

La clave de su éxito se encuentra en el sábado 3 de marzo, cuando se jugaban dos partidos de Segunda División, el Castilla-Sabadell y el Tenerife-Bilbao Athletic. La tensión del momento y las presiones del entorno obligaron a Esteo a introducirse en la Ciudad Deportiva del Madrid en el maletero de un coche para apoyar a los canteranos.

"Manolo Castro -capitán del filial madridista- me decía que estuviera tranquilo, no iban a jugar", narró el que era coordinador general del sindicato. Hubo incluso que llamar a un notario para que tomara acta, jugador por jugador, de su intención de no saltar al verde. "Después de que no se jugara aquí, llamé a Tenerife y hablé con Gerardo Movilla -posteriormente presidente de AFE-", continuó Esteo.

En la tarde del sábado no hubo fútbol, ídem para la jornada del domingo. El grito de "¡suspendido!" fue unánime en todas las conexiones del carrusel de José María García. Pese a que algunas entidades hicieron viajar a sus plantillas, tal es el caso del Real Madrid a Bilbao o el Barcelona a Las Palmas, la huelga había triunfado gracias, en gran parte, a la firmeza de aquellos que la abanderaron, esto es, los futbolistas de Primera y Segunda División.

Quedó también espacio para la anécdota. En Miranda de Ebro, la ausencia de partido fue aprovechada por los aficionados para jugar una pachanga. En cuanto a los futbolistas del Langreo, la directiva no les pagó el viaje de vuelta. Pero más allá de la mera curiosidad, figuras como la de Vicente del Bosque, Luis Miguel Arconada, Juan Manuel Asensi, Rubén Cano o el mismo 'Juanito', son recordadas desde la contemporaneidad como verdaderos artífices de la primera gran victoria de los futbolistas fuera del rectángulo.

Y es que el 13 de julio de 1979, ya con Asensi como máximo representante de AFE, tuvo lugar la firma de los primeros acuerdos con los clubes y la Real Federación Española de Fútbol. Como principal conquista, el famoso derecho de retención quedaba limitado en su condición de indefinido. Quedaron igualmente fijados un mínimo de doce pagas mensuales más una extraordinaria al año, la regulación de la jornada laboral y las vacaciones o el reconocimiento de los derechos sindicales del jugador.

Por encima de nombres, David Aganzo prefiere subrayar la "unión del conjunto" y el compromiso de aquellos que "lucharon por esos derechos laborales que el futbolista necesitaba". "Estamos muy agradecidos de ese legado", reseñó a EFE el actual presidente de AFEAganzo es consciente de que un fracaso de aquella huelga de iniciación podría haber supuesto la desaparición del sindicato. "Es cierto que hubo muchas presiones y les pusieron las cosas muy difíciles", pero ese grupo de pioneros no podía fracasar porque "tenían razón", concluyó.

Pablo F. de Mera Alarcón