Un árbitro de la
Federación Territorial Vizcaína ha denunciado una agresión a un directivo,
insultos xenófobos y
machistas y un
escupitajo a una de sus jueces de línea en el transcurso del partido
Karrantza-Zuazo, de la
Segunda Regional de Bizkaia, disputado el pasado domingo.
Según refleja el acta del partido, a la que ha tenido acceso Efe, los incidentes comenzaron en el minuto 2 cuando "un sector de la grada, identificados como aficionados del
Karrantza", increparon a la asistente diciéndole: "línea, no tienes ni puta idea de arbitrar. Eso es fuera de juego. Eres una subnormal...".
Además, se dirigieron también a un
jugador de
raza negra del equipo visitante en los siguientes términos: "Te voy a dar una ostia que te quito lo negro y te hago blanco, impresentable, gilipollas".
Tras ponerlo en conocimiento del delegado del
Karrantza, el colegiado señala que los insultos "no se vuelven a repetir en el primer tiempo".
Sin embargo, "durante todo el segundo tiempo, sobre todo desde el gol del
Zuazo" -a un cuarto de hora del final- se vuelven a reproducir "amenazas, insultos y menosprecios" a la juez de línea.
"Qué mala eres hija, mujer tendrías que ser. Eres una subnormal de los cojones. Es que te meto una ostia y te quito el color. Normal que luego os peguen, al río vais a ir, puta subnormal, te reviento la botella de cristal en la cabeza. No saques los dientes línea que te los rompo. Mujer tendrías que ser, eres una hija de puta. Ponte contra la pared que te reviento y te mato, me cago en dios con la tía de los cojones. Por qué nos traen mujeres, este no es tu sitio", señala en el acta.
El documento añade que en el minuto 90 un jugador del
Karrantza "escupe en la espalda" a la asistente y que al término del encuentro una persona sin identificar "golpeó con la mano abierta en la nuca" a un directivo del
Zuazo "que parece ser el presidente del club".
La juez de línea, en declaraciones al diario
El Correo, reconoce que "ni de lejos" se había visto en una situación similar.
"Nunca había soportado insultos machistas. Además, los que gritaban lo hacían a pocos centímetros de distancia. Me chillaban al oído. Solo pensaba en acabar cuanto antes e irme para casa, pero cuando me escupieron le dije al árbitro 'no puedo aguantar más'. Se me salían las lágrimas", confiesa la
colegiada.