La historia de
Khalida Popal podría ser la de muchas mujeres que en
Afganistán viven sometidas por la
tradición patriarcal y
machista. Ella, sin embargo, decidió cambiar su realidad cuando unos hombres destrozaron el balón con el que estaba jugando al fútbol junto a algunas amigas.
"Hasta entonces no pensaba en la igualdad de género o en el empoderamiento de la mujer", confesó durante su intervención en la Conferencia de la
FIFA por la Igualdad y la Integración. "Pero ese día cambié de idea. Por el simple hecho de estar jugando al fútbol, fuimos atacadas. Nos gritaron que el fútbol no era para las mujeres. Cogieron el balón y lo destruyeron", relató.
Aquella experiencia invitó a
Khalida Popal a luchar por sus derechos. "¿Acaso alguna norma puede decir que una mujer que no debe jugar al fútbol?", se preguntó durante su emotiva intervención en una jornada que tuvo como finalidad promover la igualdad de género, luchar contra discriminación y fomentar el
fútbol femenino.
La motivación de
Khalida Popal derivó entonces hacia una batalla "por la igualdad". "Me convencí a mí misma de que debía defender que la mujer tenía derecho a jugar al fútbol", abundó.
La
FIFA, de hecho, destaca de ella que fue la primera de muchas mujeres que en Afganistán se enfrentaron a los críticos, "a aquellos que aseguraban que el fútbol no era para mujeres". "Gracias a ella, cambió la forma en la que la población afgana miraba el fútbol. Popal utilizó el deporte como una herramienta para el empoderamiento de la mujer", valora el organismo presidido por
Gianni Infantino.
Khalida Popal, que sueña con que en el futuro la
FIFA esté presidida por una mujer, subrayó que su lucha no fue "fácil en un país como
Afganistán". "Debí sacrificar muchas cosas y superar muchos problemas, pero lo hice junto a mis compañeras y junto a los hombres que nos apoyaban", dijo.
Su gran reto fue "cambiar la mentalidad de la gente".
"Para una mujer afgana jugar al fútbol no es tan fácil como para un hombre. Ellos cogen la pelota y se ponen a jugar. Nosotras, en cambio, debimos enfrentarnos a nuestra familia, discutir con todo aquel que lo veía mal, incluso con mujeres que no veían bien que jugásemos al fútbol", recordó.
"Pero seguimos adelante juntas, como equipo, porque sabíamos que podríamos cambiar esta realidad", sostuvo.
En 2007, ella se convirtió en la
capitana de la primera selección femenina de fútbol de Afganistán, "un país donde cada día caen bombas". "Luchamos por todo y contra todo. Sufrimos amenazas, discriminación de género... pero seguimos jugando, no solo por las futbolistas, sino por cambiar la situación de todas las mujeres de Afganistán, para que todas tengamos voz", recalcó.
"Yo uso el fútbol para aumentar el volumen de mi voz, para propagar el mensaje de que las mujeres existimos. Somos la mitad de la población en Afganistán y no puedes desarrollar un país sin mujeres. Por eso jugamos al fútbol, para que las autoridades nos tomen en serio.
Nosotras también somos seres humanos", denunció.
La exzaguera, de 28 años, inició su lucha en 2007 y en su camino vio cómo su hermano y su entrenador fueron agredidos. El objetivo era que ella renunciara. Lo hizo en 2011, tras recibir repetidas amenazas de muerte. Decidió abandonar Afganistán en una huida que la llevó hacia la India. Después, pidió asilo a Dinamarca donde reside en la actualidad.
"Mi familia ha tenido muchos problemas por mi culpa, pero nunca he olvidado mis metas", añadió. "Como líder de esas mujeres que cambiaron el fútbol en nuestro país, yo sigo trabajando porque quiero cambiar el panorama. Fui la primera que abrió la puerta, pero detrás de mí hay muchas más mujeres. Hoy, de hecho, en Afganistán hay más de 2.000 mujeres que juegan al fútbol", señaló.
A ella, según reconoce, le encantaría seguir trabajando en su país, pero lo ve inviable "mientras la situación no cambie".
"Eso sí, seguiré trabajando por el
fútbol femenino de Afganistán dondequiera que esté. Soy la directora de organización de la selección afgana femenina. Coordino las actividades y organizo desde la distancia diferentes acontecimientos que tienen lugar en mi país. Eso me hace sentir feliz y llena de vida, a pesar de que estoy muy lejos de mi tierra", confesó en una entrevista a
FIFA.com.