Los golfistas estadounidenses han llegado a Royal Portrush, la sede de la 148ª edición del Abierto Británico que se disputa esta semana en la costa de Irlanda del Norte, con la intención completar su conquista de los cuatro grandes torneos del año.
Aunque han ganado diez de los Abiertos Británicos disputados en el siglo XXI, los estadounidenses, liderados por los ganadores de los tres 'majors' jugados este año, Tiger Woods (Masters de Augusta), Brooks Koepka (PGA Championship) y Gary Woodland (US Open), aspiran al póker de grandes, una hazaña que no han logrado desde 1982.
"Me gusta la tendencia. Nuestro golf está en muy buen lugar. Hay muchos jóvenes como Jordan que ya han ganado", dijo Gary Woodland en referencia a Jordan Spieth, ganador en 2017.
"Sin embargo, también hay muchos europeos y jugadores de todo el mundo. Obviamente, es una gran semana para Rory. Así que anticipo que van a verse fuegos artificiales esta semana", agregó mencionando al norirlandés Rory McIlroy.
"Estados Unidos ha tenido muchos grandes golfistas. Esto funciona por etapas y ciclos. No estoy aquí para defender nada, estoy aquí para intentar ganar un torneo de golf", dijo el norirlandés.
Junto con McIlroy, sus compatriotas Darren Clarke, ganador del Abierto Británico de 2011, Graeme McDowell, ganador del Abierto de Estados Unidos de 2010, y el irlandés Padraig Harrington, ganador dos veces seguidas del Abierto Británico (2007 y 2008), harán todo lo posible para que la jarra de clarete se quede en su isla.
"El Abierto Británico está al alcance de todos. Cualquiera puede hacer rodar la bola y no hace falta golpearla muy lejos. La única diferencia cuando llegas aquí es entender cómo jugar con el contorno del suelo", comentó Tiger Woods, con tres victorias en el Abierto Británico, en 2000, 2005 y 2006.
A sus 43 años, Woods, ganador del último Masters de Augusta, llega a Portursh con el objetivo de obtener su decimosexto 'major' y amenazar el récord de 18 grandes de Jack Nicklaus.
"Fue mi primera vez compitiendo de nuevo con la posibilidad de ganar un grande desde hacía mucho tiempo y aprendí mucho", dijo Tiger sobre su experiencia en la última edición del Abierto Británico en Carnoustie, donde mantuvo un pulso con el ganador, el italiano Francesco Molinari.
"Seguro que, si tengo la suerte de tener opciones de ganar el domingo, la experiencia de Carnoustie me ayudará, como la experiencia del Masters y muchas otras que he tenido en mi carrera", señaló el italiano acerca de su victoria en 2018 y su derrota ante Woods en los últimos hoyos del Masters de Augusta.
"Cuando pierdes, en parte quieres olvidarlo lo antes posible, pero cuando lo analizas y ves lo que no funciona lo intentas hacer mejor la siguiente vez. Estoy deseando tener otra oportunidad para ver si lo puedo hacer mejor", agregó Molinari, primer italiano ganador de un grande.
Molinari parte entre los favoritos europeos a la victoria en Portrush, junto con McIlroy y el español Jon Rahm, que acaba de ganar su segundo Abierto de Irlanda en Lahinch.
"Es difícil decir por qué juego bien aquí. El público irlandés me ha apoyado muchísimo. Los campos que he jugado se parecen a los de la costa vasca. Hay un gran cúmulo de cosas que hace que me sienta cómodo en Irlanda", dijo a Efe el golfista español, número 8 del ránking mundial.
Rahm llega a Portrush en compañía de sus compatriotas Sergio García, Miguel Ángel Jiménez, Rafa Cabrera Bello, Jorge Campillo, Adrián Otaegui y Adri Arnaus.
Otra gran amenaza para que la jarra de clarete se quede en Europa es el estadounidense Brooks Koepka, número uno del mundo y ganador de dos Abiertos de Estados Unidos consecutivos.
"Disfruto poder jugar tantos tipos de golpes diferentes y ponerla cerca del hoyo usando la imaginación. Tengo la suerte de que mi 'caddie' ha jugado este campo muchísimas veces", dijo Koepka, que lleva varios días adaptando su potente juego a las condiciones de los 'links' con la ayuda Ricky Elliott, originario de Portrush.
Antes de empezar la competición, esta edición del Abierto ya ha hecho historia por celebrarse en Irlanda del Norte por primera vez después de 68 años y por la asistencia prevista de más de 237.000 espectadores, una cifra que solo se ha superado en Saint Andrews.