Con 18 años, Edison Joel Chiguano se convirtió en campeón mundial de taekwondo en la categoría de discapacitados intelectuales, con lo que ha logrado que su disciplina y la lucha de los deportistas paralímpicos sean visibles en Ecuador.
Pero además de eso, la intención de este joven campeón es crear una academia en la que pueda enseñar sus conocimientos del deporte a otros que, como él, también se han enamorado de este arte marcial.
"Quiero enseñar a los chicos, a los especiales y a los normales, por el barrio en el que nací", señaló Chiguano, que ya tiene a dos alumnos a su cargo, aunque advirtió en una entrevista con Efe de que les cobrará y será "caro".
A principios de febrero, en el campeonato del mundo de taekwondo celebrado en Turquía, hizo historia al proclamarse campeón de su categoría tras vencer a 23 competidores de numerosos países, en la que fue su medalla número 25 desde que comenzó a practicar esta disciplina con diez años.
Con este hito, logró poner sobre el tablero el taekwondo nacional cuyas victorias añejas pasaron desapercibidas, quedando en el olvido mediático.
Uno de esos olvidados fue su entrenador, Marcelo Prado, que ha ganado varias medallas internacionales que no fueron conocidas por el público, y que ahora busca convertir a Chiguano en un gran campeón, pero sobre todo en una gran persona.
"Es muy entusiasta, es muy observador y capta las cosas: copia ahí y mejora también notablemente. Va tranquilo a las competencias, está feliz, las disfruta, y por eso tengo que felicitarle sinceramente, porque es un chico bueno", aseguró a Efe.
El taekwondista entrena durante cuatro horas tres días a la semana en las instalaciones de la Federación Ecuatoriana de Taekwondo, en el barrio de Conocoto, al oriente de Quito, aunque hace "horas extra" en su casa y en un parque cercano, siempre concentrado en mejorar para conseguir traer más medallas como la que ganó en Turquía.
Por ello, se levanta cada día a las cinco de la mañana, con el objetivo de ejercitarse primero en el parque, desayunar, bañarse y marchar a su entrenamiento rutinario, siempre bajo la atenta mirada de su difunto padre que, según dice, le ilumina y le inspira desde el cielo a seguir consiguiendo grandes resultados en las competiciones.
El día que triunfó en Turquía, admitió que lloró "por la felicidad de haber ganado esa medalla de oro", y buscará experimentar de nuevo esa sensación en sus futuros retos, que son los Global Games de Australia, en octubre, y los Juegos Paralímpicos de Tokio en 2020, los primeros en los que participará.
Estas experiencias internacionales le han servido, no solo para mejorar, sino también para conocer a otros deportistas como él, con algunos de los cuales ha iniciado relaciones de amistad a distancia y en inglés, lo que reconoció que es difícil en algunos casos.
Chiguano, el menor de cuatro hermanos, tiene una discapacidad intelectual del entorno del 50 por cierto, y aunque aprendió a leer y escribir, abandonó la escuela en el tercer curso para dedicarse por entero al deporte.
No obstante, quiere reanudar su trayectoria académica y asistir a clases nocturnas en un colegio de su barrio, Villa Flora, al sur de Quito.
"Eso es muy importante también, no es solo la parte atlética y deportiva, sino que también nos preocupamos por su futuro", destacó su entrenador, quien añadió que tratar a su pupilo "es como entrenar a siete personas con capacidades".
Detrás de los logros del joven están también la Federación Ecuatoriana de Taekwondo (FET), que le ampara desde 2013, así como el Comité Paralímpico del país y la Federación Ecuatoriana de Deportes para Personas con Discapacidad Intelectual (Fededi).
La primera se encarga de darle el asesoramiento técnico y el aval internacional, es decir, de inscribirle en todas aquellas competiciones nacionales e internacionales en las que pueda participar, pero las otras dos se encargan de financiar esos desplazamientos y apoyar económicamente su trayectoria.
Fue, sin embargo, la FET la que impulsó la primera participación de Chiguano en un torneo internacional, los Panamericanos de Costa Rica, donde logró un resultado que hizo que la Secretaría de Deportes del país andino lo tomara en cuenta para su proyecto de apoyo a deportistas.
Según el presidente de la FET, Víctor Hugo Quispe, con su medalla de bronce en el Panamericano del año pasado y su título mundial del 5 de febrero, esperan que pueda "escalar un peldaño" y conseguir más dinero para cubrir su manutención y poder contratar a su entrenador, que hasta ahora hace su trabajo de manera voluntaria.