Una exhibición de táctica, paciencia y poderío permitió al holandés Tom Dumoulin (Sunweb) reforzar la 'maglia' rosa tras ganar la decimocuarta etapa, entre Castellania y Oropa, una jornada corta de 131 kilómetros con meta en alto en la que se mostró superior a todos sus rivales y ya como candidato claro al Giro del Centenario.
Dumoulin, de 26 años, se puso en modo Indurain y tras pasar ciertos apuros ante los ataques de Nairo Quintana en la subida a Oropa, alcanzó al colombiano, le atacó y seleccionó a un grupo de cuatro que completaban el ruso Zakarin y el español Mikel Landa.
No se imaginaba "La Mariposa de Maastricht" que pudiera ganar en lugar tan mítico, donde su admirado Indurain sufrió mucho antes de ganar su segundo Giro en 1993 y donde Pantani firmó una hazaña remontando en 1999. Solamente lo soñaba.
Y cuando vio que alcanzaba a Quintana y que por detrás se quedaban Nibali y Pinot, la 'maglia' rosa desplegó las alas como cuando ganó la crono el pasado martes. Ordeno y mando. Respondió cerca de la cima a un ataque de Zakarin y también remató al ciclista tártaro, siempre combativo.
Un ataque en seco, demoledor, con carga moral como para asustar a sus enemigos. Dumoulin se mostró eufórico al cruzar la línea junto al santuario de la virgen morena de Oropa. Aún metió un tiempo sabroso al resto de candidatos.
Además de los 10 segundos de bonificación, 2 segundos a Zakarin, 9 a Landa, de nuevo entre los grandes, 14 a Quintana, 35 a Pinot y 43 a Nibali, otra vez en dificultades a la hora de la refriega.
"Nunca imaginé ganar aquí, simplemente lo soñaba. Cuando me retrasé esperé, recuperé y al ver que Quintana no se iba me fui a por él, le alcancé y tuve piernas para atacar", resumió Dumoulin, mientras Quintana lamentaba que solo hubiera "una única subida" en la jornada. Admitió que la pelea será con el actual líder.
Golpe de autoridad que ya se refleja en la general con diferencias notables. No definitivas, pues resta una semana terrible con montaña y dos finales en alto, pero el estado de forma de Dumoulin, que también es líder de la montaña, le convierte en favorito.
Quintana se aleja a 2.47, Pinot a 3.25 y Nibali a 3.40. Desapareció del podio Bauke Mollema, jefe de filas del Trek en ausencia de Alberto Contador.
Una etapa para la añoranza y el recuerdo de grandes campeones y para que saldaran cuentas los favoritos del Giro del Centenario. Se dio la salida en Castellania, pueblo piamontés de 89 habitantes, diminuto, pero grande por la leyenda de su vecino inmortal, el "Campeonissimo" Fausto Coppi, ganador de 2 Tour y 5 Giros, entre otros logros.
Trayecto llano y de formato 'unipuerto', en el que aprovecharon para la escapada del día el eritreo Berhane (Dimension Data), el uzbeko Lagutin (Gazprom) y el colombiano Daniel Martínez (Wilier). Viaje a ninguna parte que caducó a 17 de meta, cuando los equipos de los favoritos volaban para coger sitio preferente a pie de puerto.
Esperaba el ascenso a Oropa, 11,7 kilómetros al 6,2% de pendiente media, con rampas del 13 por ciento y 700 metros de desnivel. Ningún muro insalvable, pero con batalla y voluntad se podía ver espectáculo.
Y lo hubo. El Bahrain tensó el ritmo desde lejos para Nibali, más tarde el Sky para la baza de Landa y luego el Movistar de Quintana, hasta el punto de que el colombiano le pidió a Rojas y Anacona que bajaran el gas porque era excesivo.
Después de varios escarceos Zakarin soltó el primer petardo a 6 de meta, sin resultado algunos. Luego la traca de Quintana, quien arrancó en tres ocasiones. La tercera, a 3,7 de la cima, parecía la definitiva. El de Boyacá se fue con Zakarin.
Por detrás se descolgaron Pinot y Nibali, pero la 'maglia' rosa reguló el ritmo, puso a Quintana en el punto de mira y vio que la silueta tostada del colombiano no se perdía en lontananza. El holandés, rebelde con causa, alcanzó el objetivo a 2.500 metros del santuario.
No conforme con neutralizar al ganador del Giro 2014, Dumoulin atacó para dejar claro que le sobraban las fuerzas. Un aviso intimidador. Se juntaron la 'maglia' rosa, Zakarin, Yates, Quintana y Landa.
El ruso quería la etapa y atacó, pero se encontró con la resistencia del indomable Dumoulin, quien arrancó con contundencia para hacer sufrir a Quintana, descolgado y penalizado por la bonificación. Premio para un líder sólido y ambicioso. Es cierto que empieza a recordar a Indurain.
La decimoquinta etapa se disputa este domingo entre Valdengo y Bérgamo, de 199 kilómetros, con un interesante final que incluye dos puertos habituales en el Giro de Lombardía que pueden albergar alguna sorpresa.