El debate se ha abierto a raíz de la encuesta llevada a cabo por el periódico
Het Nieuwsblad. El medio holandés preguntó a 22 organizadores de carreras ciclistas sobre la posibilidad de que los
asistentes a estas competiciones
pagaran por verlas en directo.
Y los resultados no dejaron a nadie indiferente. Las pruebas de menor magnitud estaban a favor del pago, mientras que aquellas más destacadas no secundaban la idea. Ese resultado se debe a que aquellas competiciones menores no cuentan con el ingreso de los patrocinadores, por lo que requieren de otras formas de financiación o medio para subvencionarse.
Organizadores de carreras como el
Tour de Flandes o la
Omloop Het Nieuwsblad se oponen a la medida, mientras que competiciones como la
Nokere-Koerse o la
Dwars Door Het Hageland ya lo hacen.
Sin embargo, esta medida que ahora parece tan novedosa ya se implantó en España en su momento. En el caso de
Barcelona se hizo con una cantidad fija para ver la subida al Montjuic, mientras que en el
País Vasco era de carácter colaborativo para ver la carrera a su paso por los puertos más emblemáticos.
No obstante, la medida ha creado mucha controversia. En el caso de
España se cuestiona el posible descenso en el número de aficionados si se llegara a implantar el pago, que al mismo tiempo parece lógico y coherente si se compara con otros deportes donde el aficionado paga sin cuestionarlo.