El Mundial de MotoGP está en un momento muy dulce ahora mismo gracias a Ducati, que tiene en Jorge Martín, Pecco Bagnaia y Marc Márquez a tres pilotos capaces de hacer auténticas diabluras sobre sus monturas. Son solo tres de las ocho máquinas italianas que dominan con mano de hierro sobre el resto, pero cada vez se están acercando más a ellas las Aprilias y las KTM, estas últimas gracias a un gran año rookie de Pedro Acosta. Sin embargo las que están algo más lejos son las motos japonesas, Yamaha, que cada vez se aproxima más gracias a las manos de Fabio Quartararo, y sobre todo, Honda.
De la escuadra de Hamamatsu salió este año después de diez Marc Márquez, que hasta su desgraciada caída en 2020 en Jerez había dominado con puño de hierro el certamen, pero cada vez lo tenía más difícil por culpa de su moto, que empezaba a ser inconducible. Multitud de caídas provocadas por haberla llevado más allá del límite y sobre todo la sensación de que sacaba mucho más de lo que debía a cambio de jugarse el físico. Eso le llevo a tomar la difícil decisión de hacer un cambio de vida e irse al Gresini, donde está cada vez más cómodo a bordo de una Ducati del año pasado.
Esto obligó a HRC a tomar una drástica decisión y apostar su futuro por una joven promesa como Luca Marini. El hermano de Valentino Rossi iba a ser el compañero de Joan Mir, el campeón del mundo de 2020, que no acaba de hacerse a su Honda. Pero ahora, después de un inicio de mundial paupérrimo, ambos quieren romper sus contratos y salir de un proyecto que ven agonizando pese a las concesiones que les permiten facilidades para desarrollarlo más rápido.
Y es que ambos tienen ofertas sobre la mesa de Aprilia, el transalpino para el equipo oficial, mientras que el balear sería para el Trackhouse. Si uno de los dos o ambos salen, tendrían que haber grandes cambios en la casa del ala dorada. Para empezar, estarían monitorizando la situación de Fabio Di Giannantonio, uno de los grandes perjudicados del tsunami ducatista de la llegada de Márquez. Además de que quieren a un piloto estelar, y por ello fueron a por Jorge Martín, pero el 89 se negó, por lo que ahora han ido a devolvérsela a Aprilia y le han ofrecido a su estrella, Maverick Viñales, un sueldo brutal. Realmente esta es la única forma que tienen de contratar a pilotos de la parte alta, poniéndoles sobre la mesa ofertas irrechazables.