"Tuve mucha vibración detrás, un movimiento que no he tenido durante todo el test. Comparando a otras Ducati, hay encontrar la solución, creo que hay algo en la moto que no está funcionando bien y espero que lo encuentren”. "No puedo abrir gas como quiero por estas vibraciones. Intentaremos analizarlo y entender qué ha cambiado". "Soy rápido si la moto está bien y espero que se resuelva el problema antes de la carrera". Esas fueron algunas de las frases que Jorge Martín dijo al finalizar, hace dos semanas, los test de MotoGP en Qatar.
Un enfado que no parecía haber cesado cuando la pasada semana mandó un nuevo desafío a Ducati, cuando le recordaba que, en su opinión, habían sido injustos con él tras acabar subcampeón la pasada temporada. “Si aún no he mostrado mi potencial para estar en Lenovo Ducati, nunca estaré de rojo”, afirmó.
El malestar, no obstante, pasó a un segundo plano en la presentación, en el circuito de Bahrein, de su nueva montura para 2024 y el madrileño parece haber cambiado de opinión y afrontar esta temporada con optimismo. De momento, los colores le han encantado. “Creo que la moto es bastante bonita. Hemos hecho un gran paso en cuanto a diseño. Habrá que intentar, al llevar una moto más agresiva, pues ser un poco más agresivos en pista e intentar llevarla a las primeras posiciones”, afirma el piloto de Pramac, cuya expectativa, este año, pasa por pelear por ganar el mundial desde el primer día.
"Confío al 100 por 100 en que la nueva moto es mejor. No son súper diferentes, pero es muy rápida, así que estoy contento", afirma un Jorge Martín que parece haber olvidado sus problemas de Qatar y se queda con los buenos tiempos que hizo. "Allí fui mucho más rápido con la GP24 y habrá otros circuitos en los que seré aún mejor. La nueva moto es una evolución. Por supuesto, no es una revolución, porque la Ducati ya funcionaba bastante bien, así que no creo que tuviera sentido. Son las otras marcas las que tienen que mejorar. Estamos trabajando más en los detalles y creo que hemos hecho un buen trabajo", añade el madrileño, que no quiere líos ni malestar antes de arrancar la temporada o al que le han advertido que enfadarse no le lleva a ningún sitio.
"Creo que el equipo lo está analizando en profundidad -las vibraciones de las que se quejaba-. Estoy bastante tranquilo porque es algo que no puedo controlar, así que sólo me concentro en pilotar y rendir bien", destacaba.
Su ambicioso objetivo se queda corto si miramos la exigencia de su jefe, el CEO de Pramac Ducati, Paolo Campinoti, que no le pide que intente ganar el Mundial, sino que le dice que lo haga. “No es que podamos ser campeones, es que debemos serlo. Nuestro objetivo este año es mantenernos en la cima, siguiendo los resultados extraordinarios alcanzados en el campeonato del año pasado. Al quedar en segundo lugar en el campeonato de pilotos y ganar el título de campeón mundial de equipos, hicimos historia como equipo independiente", afirma el siempre locuaz ejecutivo de Pramac.
Gigi Dall'Igna, gurú de la marca y principal 'culpable' de que esta moto domine MotoGP, rebajaba el objetivo y marcaba uno general, que es ganar, pero le da igual qué Ducati sea. "La expectativa es tratar de ganar el mayor número de carreras posibles... y ser campeones al final del año", advierte.