El GNC se planteó como una de las grandes soluciones para reducir las emisiones de CO2 en Europa, pero por desgracia, las marcas que ofrecían estas versiones han decidido quitarlas del mercado o acabar con ellas. Una de las marcas que han sorprendido más anunciando la retirada de los TGI ha sido SEAT, pues era la única que ofrecía el GNC en sus tres principales modelos: Ibiza, Arona y León.
Durante los últimos años, estas versiones se hicieron muy populares debido a su bajo consumo y a su larga autonomía. A pesar de que el gas natural nunca ha sido un boom en ningún mercado europeo, hace cinco años si causó cierto éxito entre el mercado de los coches nuevos, incluso Volkswagen intentó convertirse en líder de esta nueva tecnología creando modelos Premium como el Audi A5 Sportback. Toda la novedad giraba en torno a una solución para disminuir las emisiones de CO2.
La idea propuesta parecía ser un éxito absoluto, pues la nueva tecnología planteada todavía tenía un largo camino inexplorado por delante, sin embargo, el elevado precio que alcanzó este combustible ha hecho que el GNC acabe desapareciendo.
SEAT ha decidido desprenderse de sus modelos debido a las bajísimas cifras de venta durante el año 2022, y parece ser que en Alemania ocurrirá lo mismo, pues después de vender 10.8000 coches de gas natural en 2018, de ahí en adelante las ventas han caído en picado, de hecho durante los cinco primeros meses de 2023 no se ha vendido ni uno.
Otras marcas como FIAT, Opel y algunos BMW, Mercedez o Ford, han descatalogado estos modelos como si nunca hubieran existido. En el caso de Alemania, la principal razón por la que los coches de GNC han fracasado ha sido la elevada existencia de primas de ayuda de los coches eléctricos.
La desaparición del GNC del mercado europeo es un gran problema, y no solo a nivel económico o de marca, sino especialmente político, pues lo alemanes están totalmente convencidos de que se trata de una estrategia de Bruselas para demostrar ante China una superioridad en cuanto a tecnología eléctrica, concretamente con la posibilidad de crear eléctricos puros.
Lo que está claro es que el auge de la tecnología en este punto es complicado, pues son necesarias grandes inversiones para poder invertir en la tecnología de baterías, algo que se financia con la venta de coches nuevos. Sin embargo, debido a los precios en continuo ascenso, la inversión se reduce, siendo una cadena permanente.