El último Gran Premio de Fórmula Uno ha traído cola para dar que hablar durante este parón, en el que habrá que esperar casi un mes, hasta el 20 de octubre, para volver a ver a los monoplazas rodando sobre la pista. La gran protagonista es la FIA, que cada vez está más en entredicho. Especialmente después de su enfrentamiento personal con Max Verstappen, que aprovecha cada ocasión que tiene para retar a esta organización.
El tres veces campeón del mundo ha utilizado sus directos en internet para volver a poner sobre la mesa su conflicto con la FIA y hacer sátira de la situación, después de la surrealista sanción que le impusieron para hacer servicios comunitarios por su comportamiento.
El máximo organismo del automovilismo decidió 'recortar libertades' a los pilotos y obligarles a que dejen de utilizar un lenguaje inapropiado y mal sonante durante las carreras, ya que quieren dar un buen ejemplo a los espectadores. Una decisión que al neerlandés le sentó bastante mal ya que asegura que a esos niveles de tensión y adrenalina es normal que los pilotos se liberen a través del lenguaje. Además insiste en que si quieren ser ejemplo no hace falta retransmitir las radios.
Unas palabras que no sentaron nada bien a los directivos, que decidieron aplicarle el primer castigo al actual líder del mundial y obligarle a hacer servicios comunitarios por su lenguaje. Una decisión con la que los pilotos y directores de equipo se han quedado asombrados, considerándola absurda.
Tanto que se ha convertido en el objeto de chiste de toda la parrilla, empezando por el propio Verstappen. En su directo en Twitch una de las personas que estaba conectada le preguntó que si en esa retransmisión se podía hablar como se quisiera, a lo que el piloto respondió que no, que tendrían que hacer servicios comunitarios, burlándose de la sanción recibida.
El resto de pilotos de la parrilla también pone en duda y desafía las decisiones de la FIA, aunque de manera más discreta. Lewis Hamilton afirmó en rueda de prensa que espera que Max no haga estos servicios comunitarios que le han impuesto, mientras que otros como Franco Colapinto utilizan las redes para expresar su opinión, asegurando que "no dice lo que piensa por si le sancionan".