La Fórmula 1 no ha llegado a su fin, pero apenas faltan tres carreras para el final del calendario, en un último triplete que va a poner fin al certamen con Las Vegas, Catar y Abu Dhabi, sin embargo, después de lo que sucedió en Brasil, parece claro que Max Verstappen va a conseguir su póker de títulos mundiales consecutivos, algo que por otro lado es totalmente merecido, más aún con exhibiciones como las de Interlagos. Y es que este 2024 el Red Bull no ha sido ni mucho menos el coche más dominante, pero se ha paliado con las manos del neerlandés. Aunque en Sao Paulo tuvo otra gran ayuda.
Uno de los temas de conversación más recurrentes de todo el fin de semana fue la visita de Christian Horner al hospitality de Williams para preguntar por la situación de Franco Colapinto. Y en medio de todos esos rumores, el argentino fue una pieza clave para que Max consiguiera uno de los triunfos más espectaculares de su carrera. Aunque eso sí, en lugar de sumarle puntos para acabar siendo un miembro más de la familia austriaca, puede ser todo lo contrario y significar que pase un año sin asiento fijo.
Para ponernos en contexto, estamos hablando de lo que sucedió cuando Max, que había partido 17º, trato de estirar al máximo los neumáticos con los que salieron, pero justo cuando ya empezaban a morir y él estaba en la parte alta pues todos habían entrado a boxes, una bandera roja provocada por el bonaerense le permitió cambiar las gomas y arrancar de nuevo en segunda posición, solo por detrás de un Esteban Ocon al que superó sin demasiadas complicaciones para marchar a por la victoria, algo que no hubiera conseguido sin el choque del sudamericano.
Desde su llegada a la Fórmula 1, Colapinto ha sido uno de los grandes nombres del 'Gran Circo', pues en apenas unas carreras se ha convertido en un favorito de los fans, de hecho, este fin de semana había casi más argentinos que brasileños, todo por querer ver a su nuevo ídolo. Esto es uno de los motivos que le han valido el interés de Red Bull. Sin embargo, no le ha ido ni mucho menos bien, ya que nunca había conducido una de estas máquinas portentosas que son los F1 actuales en lluvia, y lo ha pagado caro. Dos accidentes, uno en la qualy y el ya mencionado en carrera, que le privaron de un mejor resultado y han podido levantar alguna ceja en Milton Keynes.