Fernando Alonso le hace la cruz a Aston Martin

El comienzo de temporada de Fernando Alonso en Aston Martin está siendo todo lo complicado que se podía imaginar o incluso más, ya que las cosas no le terminan de funcionar al ovetense, que está sufriendo para lograr algún resultado mínimamente decente con el que es el 9º o incluso 10º coche de la parrilla. Las mejoras tantas veces prometidas no son más que eso, simples promesas que necesitan tiempo y que aún así no aseguran nada, mientras que el astro español sufre y sufre y ya ni sueño con los puntos, pues exhibiciones como la de Suzuka solo le sirven para ser 11º.

Por eso mismo de cara a este fin de semana en Bahréin es imposible ser optimista, de hecho él es el primero que deja claro que el Aston Martin no está para hacer nada reseñable y ve un fin de semana "duro", como quedó claro en las dos primeras sesiones, de la que solo corrió una al dejarle su coche a Felipe Drugovich en la primera. "Ya parecía que no teníamos ritmo antes de venir aquí. Las características de Baréin nos preocupaban un poco; y confirmamos que posiblemente no seamos competitivos aquí". Aún con eso no se va a rendir de cara a la carrera del domingo, pero con más ilusión que cabeza.

Y es especialmente duro que lo pase tan mal en lugar donde las cosas le han ido bien a lo largo de su carrera, ya que tres de sus 32 victorias en la categoría reina han llegado en Shakir: en 2005 y 2006, años en los que se coronó con Renault; y en 2010, en su primera carrera con Ferrari, que fue el inicio de una época que pudo ser histórica y quedó en un agrio recuerdo.

El volante, un gran susto

Si algo se va a recordar del viernes de este GP de Bahréin es el susto que ha tenido el 14. En la penúltima curva durante una vuelta no excesivamente rápida ha empezado a tener problemas y ha acabado de una manera muy muy inusual, sin volante. Aunque ha podido controlar el coche saliendo de la pista, todo pudo haber terminado mucho peor si le llega a pasar a más velocidad. "El coche no funcionaba, no podía cambiar de marchas y no me podía comunicar con el equipo; y en la última curva el volante estaba suelto. Nos dimos cuenta de que la caña de dirección tenía un problema". Pese a esto, todos los mecánicos hicieron un trabajo muy rápido y pronto estuvo de vuelta en el asfalto.