Las cosas no marchan nada bien en Mercedes y Toto Wolff y los suyos empiezan a ponerse muy nerviosos. Fernando Alonso fue muy superior a Russell y Hamilton en el Gran Premio de Arabia Saudí, donde la escudería alemana no jugó 'limpio'. "Creo que preferimos llevarnos un trofeo de oro de los pequeños que ninguno", dijo Toto Wolff, jefe de Mercedes, momentos antes de que la FIA le devolviese el tercer puesto a Fernando Alonso, una protesta que puede salirle cara.
Como es lógico, Mercedes tiene derecho a reclamar si entiende que hay una acción ilegal de un rival que además les puede haber perjudicado directamente. El problema no es el hecho de reclamar, sino las formas.
La escudería alemana conocía la posible infracción de Aston Martin desde bastante tiempo atrás, por lo que su estrategia fue esperar al final de la carrera para poner la reclamación, dejando sin tiempo a Alonso para recuperar sobre el circuito cualquier tiempo de penalización que pudiese caerle. La jugada le salió muy mal a Wolff, que no pudo subirse al podio y además daño la imagen de una marca como Mercedes, ejemplo de clase y calidad. La imagen de Russell recogiendo la copa del tercer puesto y luego entregándola es bastante dañina para una marca que se supone es sinónimo de elegancia.
El episodio vivido en el GP de Arabia Saudí no hace más que agrandar el verdadero problema entre Mercedes y Aston Martin.
Mercedes es el principal distribuidor de la escudería británica, proporcionándole la caja de cambios, la unidad de potencia y el chasis trasero. Las burlas iniciales sobre el AMR23 por ser una copia se han transformado en una crisis para la escudería alemana.
Wolff ya ha demostrado que no van a jugar 'limpio' y que están dispuestos a tomar decisiones desesperadas para mejorar, por lo que, en el peor de los casos, Mercedes podría 'boicotear' a Aston Martin cediéndole los peores motores, incluso inferiores a los de Williams, también clientes de Mercedes.
Hamilton ya alzó la voz y protestó por lo poco que Mercedes le tuvo en cuenta para diseñar el W14. "Creo que se trata de rendir cuentas, de asumirlo y decir 'sí, sabes qué, no te escuchamos', no está donde tiene que estar y tenemos que trabajar", dijo el piloto inglés tras el GP de Bahréin.
El tiempo juega en contra de Wolff y Mercedes, que ya espera un nuevo paquete de cambios en lo aerodinámico, pero no de chasis. "Necesitamos poner el coche en una ventana diferente. Estamos cambiando la carrocería, cómo funciona el suelo, todas estas cosas. Mecánicamente, estamos mirando ciertas áreas. El equipo de Brackley está a tope y eso es muy agradable de ver", confesó el jefe de Mercedes AMG F1 en el circuito de Yeda. Las mejoras no deberían llegar más tarde del GP de Australia o de Baku si no quieren que la situación empeore.