Fernando Alonso no está teniendo una temporada fácil con Alpine. Lo que arrancó con unas expectativas muy altas debido al anuncio de 'El Plan' se ha ido transformando en una desilusión constante. Después de diez carreras seguidas entrando en los puntos, el piloto asturiano tuvo que abandonar en Singapur por un problema de motor, lo que hizo que estallase contra su equipo ante los medios.
"Otra vez hemos perdido ocho puntos, o diez puntos, o los que fuesen. Perder 60 puntos en un campeonato es inaceptable, así que muy disgustado por esto, porque creo que habían sido unas buenas prestaciones por mi parte todo el fin de semana y otra vez que se truncan por una avería mecánica al 14", dijo Alonso nada más concluir la carrera en Singapur, todavía 'caliente' por lo que le había pasado a su monoplaza.
El primero problema de Alonso surgió en Bahrein, cuando la escudería francesa detectó un problema de motor, aunque finalmente el asturiano pudo pelear por los puntos.
En el Gran Premio de Arabia Saudí se produjo el primer gran fallo, con un problema en el propulsor (el día que estrenaba motor de combustión), lo que le hizo abandonar cuando ocupaba la sexta posición en la clasificación.
Durante la carrera en Australia, concretamente en la vuelta de 'qualy', cuando Alpine se supone que era uno de los coches más rápidos, el motor volvió a fallar, teniendo que salir décimo en lugar de en la primera línea, que era por lo que se supone que peleaba.
Italia fue el país donde Alonso completó tres semanas seguidas sin puntuar, concretamente en el GP de Emilia-Romaña. Un roce con Mick Schumacher fue suficiente para que se rompiese su pontón, teniendo que abandonar. "La verdad es que son cosas que parecen de película", decía por entonces Alonso.
En Miami no fue un fallo de Alpine lo que truncó su carrera, sino una decisión de los jueces de la misma. Acabó noveno, pero le quitaron los puntos por una sanción, ya que se saltó la curva 14.
Uno de los errores más grandes del equipo fue en Barcelona, donde un "malentendido" con el ingeniero de Alpine hizo que Alonso acabase 17º en la clasificación. Aprovechó la ruinosa clasificación para cambiar el motor y ser penalizado, saliendo último en casa.
La clasificación de Canadá fue totalmente opuesta. Consiguió salir segundo e iba rodando a un gran nivel, pero su motor volvió a fallar, pasando de luchar por acabar entre los tres primeros a defender la séptima posición.
Tras un gran paso por Inglaterra, el Gran Premio de Austria fue un desastre tras otro. En la prueba de sprint el coche no se le encendió y no pudo ni siquiera salir. Durante la carrera salió el último, remontando puestos desde el principio, pero en una parada no le colocaron bien la rueda y tuvo que rodar más lento para volver parar y que le colocaran correctamente el neumático.
Segundo se puso también en el GP de Bélgica tras una espectacular salida, aunque Hamilton acabó subiéndose encima del Alpine de Alonso, dejando el coche del asturiano tocado. Pese a todo, Fernando acabó quinto.
De nuevo en Italia, pero esta vez en Monza, cuando llevaba 10 grandes premios entrando en los puntos, un fallo de motor le obligó a abandonar.
Por último llegamos a Singapur, donde el propulsor de su motor volvió a fallar, dejando al español sin opciones cuando ocupaba la sexta plaza.
Fernando Alonso no estaría luchando por el campeonato sin estos fallos, pero si la fiabilidad del equipo Alpine hubiese sido mayor sí que estaría batallando por estar entre los cinco primeros pilotos del Mundial de Fórmula Uno.