El guión soñado en los Juegos Olímpicos establecía seguro que una final de tenis que enfrentara a Carlos Alcaraz y a Novak Djokovic, y ahora, una semana después de inicio de la competición, se ha confirmado, y Nole ha conseguido lo que Carlitos había hecho unas horas antes, es decir, clasificarse para la final olímpica que tendrá lugar este domingo en París. Tras medirse en Wimbledon, donde el serbio estaba muy mermado por su reciente lesión en la rodilla y el murciano le arrasó, ahora tendrá una revancha en la que todo puede pasar, pero eso sí, el actual campeón de Roland Garros es favorito.
Nole se estrenará en una final olímpica a sus 37 años y 74 días y será el finalista más veterano de la historia. Se enfrentaba por un puesto en ella con Lorenzo Musetti, un jugador que se le atraganta, pero esta vez, sin evidenciar carencia física alguna tras los duros cuartos, sacó adelante el duelo contra el italiano en dos sets por 6-4 y 6-2. Después de haber puesto en entredicho su participación no dio la sensación de acusar molestia alguna y venció al transalpino después de una hora y cincuenta minutos.Musetti, uno más de la brillante camada italiana que domina el circuito con Jannik Sinner a la cabeza, no termina de rematar a Djokovic. Le ha llevado al límite, en ocasiones con clara ventaja. Pero no ha sido capaz de cerrarlo casi nunca. En siete cara a cara, solo en una ocasión salió victorioso Musetti. También en arcilla, en Montecarlo el pasado año.
Aquí no resguardaron energías, tampoco el serbio que el día anterior, ante el griego Stefanos Tsitsipas, en el duelo más complicado con el que se ha encontrado, tuvo que recurrir dos veces al fisio de pista para paliar el dolor en la rodilla derecha. Ante el ateniense sufrió, pero ganó al final en dos mangas. Pero esta noche fue diferente, y el pulso duró una en total una hora y cincuenta minutos. Pero el transalpino tuvo que bajar su mirada en el décimo juego, el clave del primer parcial, cuando rompió Djokovic para cerrar el set. No perdonó. En la primera que tuvo la aprovechó. Musetti alargó su espíritu atrevido durante el segundo. De hecho, rompió el servicio del serbio en el tercer parcial y se puso con 2-1 y el saque de su lado. Fue un espejismo porque Djokovic no hizo ninguna concesión. Con la lección aprendida del partido contra Tsitsipas no dejó que Musetti alargara su renta e igualó, para después volver a romper y cerrar.