Uno de los deportes que sonaba como muy destacado para España era el taekwondo, que en sus 24 años como olímpico, desde Sydney 200, había sumado muchas preseas, pero en París 2024 no tenía una grandísima representación, ya que solo eran 4 los taekwondistas que iban a pasar la rojigualda por el Grand Palais parisino. Todas las esperanzas estaban puestas en la medallista de plata en Tokio, Adriana Cerezo, pero finalmente fueron Adrián Vicente y Javier Pérez Polo los que más cerca estuvieron de un metal, tanto como a un solo combate. Sin embargo, se pudo haber conseguido un grandísimo triunfo, el de Viviana Marton, una deportista con una peculiar historia, que pudo elegir representar a España, pero eligió el camino de hacerlo por Hungría.
La húngara, que se proclamó campeona olímpica en la categoría de -67 kilos, sorprendió al término de su combate con la croata Aleksandar Perisic en la final y sobre el tapiz, sacó la bandera de Canarias, donde ha pasado su infancia. Marton, que actualmente se entrena en la localidad madrileña de San Sebastián de los Reyes, nació en Tenerife, donde permaneció hasta los 12 años. La campeona, fiel a sus orígenes, cogió la bandera canaria nada más ser proclamada vencedora de la final.
La historia es muy llamativa, pues tanto ella como su hermana gemela Luana, ambas de 18 años, tras probar muchas disciplinas se centraron en el taekwondo, y no les ha ido nada mal. Mientras Viviana consiguió este domingo su mayor trofeo al alcanzar la gloria olímpica, su hermana ya es campeona del mundo. Y lo interesante aquí es que ambas querían y podían competir por España, ya que nacieron y creciendo en Canarias. Pero desde la federación española no encontraron o quisieron encontrar la manera de hacerlo posible, y al final, los cantos de sirena magiares hicieron el resto y acabó representando al país de sus padres.
El despegue deportivo de ambas hermanas propició que la familia se trasladara a Madrid, donde han perfeccionado su técnica y donde crecieron sobre el tapiz. De hecho entrena en el mismo lugar de la gran joya española, Adriana Cerezo. Si se hubieran sumado a ella, la selección hubiera sido uno de los equipos nacionales de cara al futuro, pero no pudo ser así, y al final optó por otro camino, el de ser olímpica por Hungría, pero no se olvidó de sus orígenes al ganar el título olímpico en Paris 2024.