Antes de los Juegos Olímpicos se daban muchas medallas por seguras, otras por posibles, algunas por remotas o ni se contaban como un opción. La natación artística era generalmente una de las que estaba por la zona media de posibilidades, ya que sin tener demasiada seguridad, si que las chicas españolas habían hecho un gran ciclo, confirmando un cambio de era que ya se vió en Tokio, donde muchas de las que han ido a París fueron, pero siendo demasiado jóvenes. En cambio, a la capital gala han llegado en su madurez física y técnica, haciendo historia para el deporte español.
Toda la competición ha estado marcada por una decisión que perjudicó a las españolas, cuando se revisaron las puntuaciones de Estados Unidos y Japón en la rutina técnica, y se pasó de tener casi encarrilado el podio a verse inmerso en una intensa batalla con norteamericanas y asiáticas por las medallas. Un duro golpe que pareció afectar a las pupilas de Mayuko Fujiki que en la segunda de las tres jornadas en las que se dividió la final, la dedicada a la rutina libre, se vio claramente superado Estados Unidos, que puso rumbo hacia la medalla de plata, que finalmente acabó conquistando.
Una circunstancia que condenó al equipo español a tener que conformarse con pelear por la medalla de bronce con Japón, ya que el oro parecía propiedad de la inalcanzable China, en una jornada final en la que las españolas partían con 10,0822 puntos de ventaja sobre las niponas. Escaso botín si se tiene en cuenta la medalla de bronce que el equipo japonés se colgó en los Mundiales de Fukuoka de 2023 en la rutina acrobática, la especialidad en la que España y Japón se jugaron. Pero el equipo español, como señalaba el nombre de su ejercicio acrobático "One shot, one opportunity", no estaba dispuesta a dejar pasar la ocasión de subir a un podio olímpico que se le resistía desde los Juegos de Londres 2012.
Y en su lugar, la piscina, Txell Ferré, Marina García, Lilou Lluís, Meritxell Mas, Alisa Ozhogina, Paula Ramírez, Iris Tió y Blanca Toledano clavaron sus figuras y acrobacias en una mezcla de músicas que fusiono el 'O Fortuna' de Carl Orff con el rap de Eminen y su 'Loose yourself'. Enfundadas en sus bañadores oro y negro las nadadoras españolas ejecutaron a la perfección un ejercicio que les dio una puntuación de 267,1200 puntos, que obligaba a Japón a superar, al menos las 258 unidades, si quería arrebatar el último escalón del podio a las españolas. Pero tan sólo pudieron alcanzar los 272,5533 puntos, lo que aseguraba a España regresar a un podio olímpico doce años después.