Los Juegos Olímpicos son la máxima representación deportiva, ya que reúne múltiples disciplinas y a los mejores atletas del mundo. Por esta razón tienen tanto seguimiento a nivel global y todos los ojos están puestos en este acontecimiento. Rápidamente se dan a conocer los logros de los deportistas, pero igualmente trascienden con gran rapidez los escándalos. En esta ocasión se recopilan algunos de los
Cuatro nadadores estadounidenses, Ryan Lochte y otros miembros del equipo de Estados Unidos como Jimmy Feigen, Gunnar Betz y Jack Conger destrozaron una gasolinera en Río de Janeiro tras haber estado bebiendo. Sin embargo, en vez de admitir su borrachera decidieron asegurar que habían sido víctimas de un robo a mano armada. Las autoridades de la zona tras una investigación determinaron que no se había producido ningún robo y los daños provocados eran consecuencia de una borrachera. Por esto Lochte fue suspendido de la competición durante diez meses, mientras que al resto de los nadadores les inhabilitaron cuatro meses. No solo tuvo consecuencias deportivas, sino que su imagen salió muy perjudicada y la marca de bañadores que le patrocinaba como un icono rompió su contrato con él.
En los Juegos Olímpicos de Melbourne de 1956 hubo enfrentamientos mucho más allá de los deportivos. En Waterpolo se jugó un Hungría contra Rusia (en aquel momento era la URSS) y en este partido se jugaba más que un resultado deportivo. En estas fechas la URSS acababa de invadir el país húngaro, por lo que el clima entre los deportistas era muy tenso. Por eso, todo el choque estuvo cargado de golpes que se notaban que tenían un trasfondo más allá del waterpolo. Pero lo impactante fue casi al final del partido, cuando un jugador de la URSS propinó un fuerte golpe en la cara a Ervin Zador, que empezó a sangrar. Las autoridades locales tuvieron que intervenir para detener la pelea que se había originado y finalmente suspendieron el partido. La victoria fue para Hungría, que además se proclamó campeona olímpica en esta edición, que se tomaron como una venganza política y una victoria divina tras el impacto que fue ver a un jugador húngaro con la cara ensangrentada.
Hay deportistas que se convierten en héroes gracias a su rendimiento en los Juegos, dónde hay que demostrar coraje y sacrificio. Pero algunos de estos deportistas pasan de estar en la cima a ser considerados como villanos, y es debido al dopaje. La representación más clara fue en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 con Ben Johnson como protagonista. El atleta logró batir al hasta ese momento estrella de la velocidad, Carl Lewis, y mejorar sus tiempos de manera notable. Con un crono de 9.79 segundos logró el récord mundial y el oro olímpico. Sin embargo, días después de la final se demostró que había dado positivo en un fármaco conocido como estanozolol. Esto supuso la retirada inmediata de su medalla y la anulación del récord del mundo. Un caso similar es el de Marion Jones. Considerada durante muchos años como una de las grandes referencias del atletismo. Su papel en los Juegos de Sídney 2000 tuvo mucho que ver, ya que consiguió tres oros en las pruebas de los 100 metros, 200 metros y 4x400; y sus bronces en salto de longitud y en 4x100. No obstante, al finalizar la cita olímpica la atleta fue salpicada por un escándalo de dopaje de su pareja, C.J. Hunter. En la siguiente edición de los Juegos se realizaron pruebas para detectar varias sustancias y la atleta bajó mucho su rendimiento, por lo que comenzaron las sospechas. Sin embargo, no fue hasta 2007 cuando ella misma reconoció haberse dopado, por lo que se le retiraron sus cinco medallas.
En los Juegos Olímpicos celebrados en Moscú en 1980, la situación de los anfitriones era tensa. Especialmente con Polonia, a quién controlaban de forma abusiva. Sin embargo, en la competición de salto con pértiga los papeles estaban más igualados. En la final de esta disciplina se vivió una increíble tensión entre el polaco Wladyslaw Kozakiewicz y el soviético Konstantin Volkovn por ver cuál de los dos se hacía con el oro. Toda el público ruso comenzó a silbar a Kozakiewicz con la intención de desequilibrarle y empujarle al fallo. Pero esto sólo sirvió para que se creciera y acabara ganando el oro olímpico. El atleta realizó un corte de mangas al público para celebrar su triunfo. Un gesto alabado por muchos como símbolo de resistencia al control soviético y que fue inmediatamente censurado por la URSS.
Los Juegos Olímpicos se convierten en un escaparate mundial, y que mejor manera que aprovecharlo para luchar por ciertos fines. En la edición de México 1968 hubo varias protestas para reivindicar los derechos de la población negra. La más destacada fue la protagonizada por Tommie Smith y John Carlos. Estos atletas afroamericanos subieron al podio tras triunfar en los 200 metros. Cuando sonó el himno de Estados Unidos ambos agacharon la cabeza y levantaron el puño con un guante negro como crítica por el racismo sufrido.