El campeonato de la selección española femenina de balonmano puede y debe considerar su participación en los Juegos Olímpicos de París como un fracaso. Es cierto que su mera presencia aquí ya era algo muy destacable, pero la falta de competitividad nunca es digna de un equipo español, y mucho menos de las Guerreras, que se han hecho un hueco en la historia a base de garra y lucha ante rivales mejores. Pero como en cada disciplina, el cambio generacional es duro, y esta vez le ha tocado a las de Ambros Martín, que tienen mucho trabajo por delante para volver a la élite.
El partido contra Hungría era un cara o cruz y salió cruz para las españolas, que cedieron por 24-27, y sumaron su cuarta derrota en el torneo olímpico que abandonarán con el gusto amargo de no haber peleado. A falta del último duelo contra Francia, campeona olímpica y del mundo, las españolas dejan en evidencia que hay mucho trabajo para reconstruir el equipo y volver a situarlo a la altura del que conquistó el bronce en Londres, eso sí, hace ya doce años.
A esta España le falta continuidad, juega a trompicones y si es cierto que puede dar un elevado nivel, pero como cierto es que sufre de problemas defensivos que le han llevado a caer frente a Brasil, Angola, Suecia y ahora Hungría, que con este triunfo se garantiza un puesto entre las ocho mejores. Era el partido a vida o muerte para las 'Guerreras', que incluso ganando tenían difícil seguir adelante, pero que debían aferrarse al último resquicio para tratar de continuar. No fue posible. Aunque eso sí, al menos pueden decir que han tenido su mejor momento ante el rival más difícil, al que han puesto contra las cuerdas.
Había que recuperar el espíritu guerrero, aferrarse a la última oportunidad y se notó enseguida sobre la pista. Por lo pronto, Shandy Cabral recuperó el tono que no tuvo en los primeros duelos y las 'Guerreras' llegaron incluso a colocarse con una ventaja de tres goles, 7-4 antes del minuto 10. Pero el retorno de Hungría fue violento. Katrin Klujber emergió en el equipo magiar y con un parcial de 5-0 dio la vuelta al duelo, en el marcador y en el control del partido. A remolque, las españolas trabajaban duro para no dejar escapar a Hungría, que llegó a tener una renta de cuatro a falta de cinco minutos, una renta que el empeño final de las 'Guerreras' dejó en dos al descanso.
Tras el intermedio, Hungría volvió a poner tierra de por medio, cinco goles de margen en el 35, 14-19, que obligaban de nuevo a una resurrección hispana, que llegó y devolvió a las 'Guerreras' al partido, 21-20 en el ecuador de la segunda parte.Ahí las imprecisiones se multiplicaron y las porteras emergieron buscando ser las heroínas de la noche. Y a España le tembló más el pulso y Hungría abrió de nuevo un hueco de tres, un colchón sobre el que ganar confianza para afrontar el tramo final, y no hubo combustible para una nueva reacción de las 'Guerreras'.