Elena Congost ha sido uno de los nombres propios en la última edición de los Juegos Paralímpicos de París. Se convirtió en una estrella de la delegación española al conseguir la medalla de bronce en la prueba de maratón, pero rápidamente pasó de vivir su mejor momento en el deporte al peor, cuando la organización comunicó sus descalificación y la retirada de la medalla, que también suponía la pérdida de otros privilegios como una beca o el premio en metálico.
El motivo de la descalificación en la prueba se debía a que incumplió una de las normas básicas de la competición, pero no todo es blanco o negro. La deportista se soltó de la cuerda de su guía, Mia Carol, pero por un motivo muy humano. Su guía estaba cayendo y a ella le salió el instinto más básico de socorrerle e intentar evitar la caída, pero durante este tropiezo se soltaron de la cuerda, algo prohibido en todo el recorrido. Fueron sólo unos segundos, a diez metros de la meta y con distancia suficiente como para no haber supuesto ninguna ventaja, por lo que la española lo considera una decisión injusta.
Sin embargo, la deportista madrileña lleva desde entonces haciendo todo lo posible para recuperar su medalla y ahora da un paso más en su lucha. Ha decidido ir por la vía judicial, tal y como ha confirmado en una entrevista con Marca.
Estos meses Congost cuenta que envió una carta amistosa tanto al COI como al resto de organismos implicados, pero sólo le ha contestado el Comité Olímpico y para asegurar que no pueden hacer nada al respecto, por lo que la deportista ha tomado otra decisión. "Si no dan respuesta, iremos por la vía judicial. Iremos hasta el final. Yo lo que quiero es conseguir lo que he ganado y que todo el mundo ha visto que es una injusticia" asegura Elena.
"El error es que no se interpreta esa norma, no se mira el contexto en el que sucede. Me juzgaron como a la persona que suelta la cuerda para hacer algún tipo de trampa" asegura la española, que llegará hasta el final para recuperar lo que es suyo. Además, la atleta reconoce que poco a poco va superando el mal trago que vivió en París gracias al cariño que ha recibido desde entonces. "Ya no duele porque hemos recibido tanto cariño que calma cualquier herida, pero sí que sigo teniendo la sensación de que me han robado algo que había ganado y, además, por una situación muy injusta. En ningún momento hubo algún beneficio ni alteramos el resultado de la prueba" concluía Elena.