Manu Colchón3 min lecturaUna de las deportistas más especiales que representarán a España en los Juegos Olímpicos es Carolina Marín. Ya no sólo por su excelso rendimiento como deportista, sino porque ha demostrado ser un ejemplo para todos con su afán de superación. Y es que tras ocho años después de proclamarse campeona olímpica vuelve a una gran cita con la fortaleza mental de haber superado dos roturas de cruzado en su rodilla. La onubense ha podido hablar con los compañeros de Diario AS y repasar cómo llega a París y otros temas relacionados con la madurez que ha adquirido a lo largo de su carrera.
Carolina tiene muchos tatuajes, y lo bonito es que cada uno de ellos tienen un significado: “Para mí significa la adaptación a cualquier cambio que la vida me ha puesto por delante. Superar cualquier obstáculo. Aquí estoy después de todo lo que la vida me ha golpeado, mucho más madura y experimentada”, contestaba sobre la palabra 'Resiliencia' que luce en sus costillas.
Al margen del oro olímpico, es tres veces campeona del Mundo pero ha tenido que pasar por las dos lesiones y el desgraciado fallecimiento de su padre. Elementos que en otras personas provocarían un derrumbe directo pero su capacidad mental ha crecido hasta el punto de permitirle volver a acudir a una cita importante: "Nunca me he rendido". Aunque la realidad es que después de tanto tiempo despierta mucho interés saber con qué deportista vamos a encontrarnos en la capital gala.
“Una diferente, no sé si más fuerte o no. Cuando fui a Río tenía 23 años y ahora 31. Soy mucho más madura, experimentada y el bádminton ha cambiado muchísimo. Me enfrento a jugadoras ocho o nueve años menores. Tanto las jugadas como los partidos están siendo el doble de largos y eso requiere mucha más disciplina física y mental”, comentaba. Físicamente llega bien, tras alcanzar siete finales y vencer en dos durante el pasado año.
Ella misma ha hablado sobre la forma de entrenar que ha tenido para prepararse: “Hemos tomado tiempos reales de jugadas y lo hemos reproducido tanto con torniquetes en las piernas como con hipoxia”. Una máscara para simular la altitud y gomas que reducen el flujo sanguíneo. Una forma de mejorar la resistencia.
“Seguramente serán mis últimos Juegos; tengo que ser honesta”, terminaba confirmando.