Quedan menos de dos semanas para que den comienzo los Juegos Olímpicos de París 2024, y aunque el tenis ahora mismo esté en otras cosas, más concretamente en Wimbledon, que va a vivir mañana su final con el duelo entre Carlos Alcaraz y Novak Djokovic, pero ya se mira de reojo al evento parisino. Se juega cada cuatro años y es un símbolo de estatus en el circuito pese a que no de puntos para el ranking ATP, eso sumado a que este 2024 se disputan en Roland Garros, todos los grandes van a ir a por todas en busca de la presea dorada, y tristemente para Alcaraz, va a tener una ausencia en su equipo que le va a poner aún más complicadas las cosas, la de su entrenador, Juan Carlos Ferrero.
Ferrero solo estará con Carlitos en los JJOO en caso de que el tenista alcance alguna de las finales a las que opta. Debido a las restricciones para poder entrar al club, Ferrero ha preferido descansar después de las tres semanas de Wimbledon y será Albert Molina, agente del jugador, el que le acompañe en calidad de entrenador. Molina antiguamente era entrenador en el circuito femenino y en categorías inferiores, además de ser un reconocido captador de talentos, aunque ahora está volcado en su trabajo con la multinacional IMG, gracias al que representa al murciano, del que ahora será su persona de confianza durante los partidos, bueno, una de ellas.Y es que en París también estará Samuel López, que ha hecho las veces de su entrenador, en Australia y Queen's, por ejemplo, cuando Ferrero ha causado baja. López estará en los Juegos como entrenador de Pablo Carreño, que compite en dobles junto a Marcel Granollers, después de darse de baja del individual por un problema muscular. Y claro está, también el seleccionador español, el ex tenista David Ferrer, que se sentará en la silla y será la persona que interactúe durante el juego con el de El Palmar.
Y Ferrer va a tener trabajo, porque Alcaraz competirá por las medallas en el torneo individual y en el de dobles, donde formará pareja con Rafa Nadal. Serán los primeros Juegos para el murciano, que tendrá que hacer el cambio de superficie en dos semanas después de alcanzar la final de Wimbledon, donde se enfrentará al serbio Novak Djokovic. A su favor tiene que la arcilla es su superficie fetiche, y precisamente en la Philippe Chatrier viene de triunfar hace un mes.