Se intuía tras una rueda de prensa que sonaba a balance y despedida. Setién no seguirá al frente del Betis la próxima temporada. Ni siquiera se monta en el avión que traslada al equipo a Estados Unidos para disputar dos amistosos antes de poner fin a la temporada.
Su adiós lo ha hecho oficial el club como si no se tratara de un despido, pese a que aún le quedaba un año de contrato. “El Real Betis y Quique Setién deciden no continuar juntos la próxima temporada”, un extraño mutuo acuerdo que no coincide con la voluntad de continuar expresada abiertamente por el técnico.
Setién ya es historia. La apuesta de los dirigentes manteniéndole en el cargo pese a los malos resultados ha supuesto un freno importante en el crecimiento deportivo. El triunfo ante un Madrid ‘en chanclas’ quedará para la historia, nunca antes había logrado el Betis ganar al Madrid dos años de forma consecutiva en su estadio, pero no debe maquillar una temporada plagada de decepciones.
Los méritos de Setién están más que cacareados y los ha reiterado el Betis en su comunicado: clasificación europea, revalorización de la plantilla, apuesta por la cantera y triunfos de valor en campos importantes. Los devora, sin embargo, un estilo de juego que ha derivado a perdedor y el mal manejo de un vestuario con futbolistas infrautilizados.
La afición, soberana, hace tiempo que dictó sentencia -
Setién quedó amortizado con la goleada encajada (4-0) ante el
Levante- y se ha aplicado el sentido común para cerrar un eterno debate que había crispado el ambiente y tenía dividido a los béticos. Pierde
Setién, ganan
Serra y el
Betis.
Joaquín Adorna