A una hora -las 18:00 h- en la que gana el negocio -la televisión paga e impone- y pierden los aficionados en una tarde de jornada laboral. Con el temor a que se repitan incidentes como los ocurridos en Italia entre ultras que se esconden en el fútbol para sacar a pasear sus más bajos y violentos instintos. Y con la certeza de que este
Sevilla F.C.-Lazio, con un puesto en los octavos de final de la
Europa League en juego, nada tendrá que ver con el partido de ida (0-1 para los de Machín) en el
Olímpico de Roma.
Los romanos llegan sin
Luis Alberto, un alivio porque pierden buena parte del fútbol creativo y muchísimo peligro en los golpeos a balón parado, pero con otro exsevillista con ganas de revancha,
Ciro Immobile, y con su futbolista franquicia -ausente en Roma- en la lista de convocados:
Sergej Milinkovic-Savic. El duelo más igualado de esta ronda tiene sabor a final y la
Lazio llega dispuesta a quemar las naves para intentar profanar el templo del 'Pentacampeón' de Europa.
El Sevilla está prevenido, al menos así lo afirma quien manda en el vestuario -Machín-, y tendrá que sobreponerse a la baja de quien el propio entrenador considera "nuestro faro":
Éver Banega.
Sin el argentino en el campo, el Sevilla fue capaz de remontar un 0-2 en contra en inferioridad ante el Eibar, pero los elogios de
Machín hacia
Banega en la entrevista que le ha realizado
Maldini pone de manifiesto la relevancia que tiene en el juego del equipo: "El fútbol no es sólo condición física, también es química. Y
Banega, por su experiencia, su intuición, su inteligencia táctica... es un ‘superfutbolista’, un superclase, un superdotado físicamente que además sabe jugar muy bien al fútbol".
No hay margen para el lamento.
Machín pondrá lo mejor que tiene y contará con el empuje de una afición que aportará un día más la magia de Nervión.