Le retumbará una y mil veces en los tímpanos el sonido de la megafonía de El Molinón aquel 5 de marzo de 1972 en el que debutó como jugador del Sevilla F.C.:
"Con el número dos, Blanco". Llegará a su oído transportándole en el tiempo, visualizando ese inolvidable instante y aquellos años de juventud y dura infancia en los que se fraguó una persona íntegra llena de buenos valores. Un espacio arrancado al reloj, el tiempo detenido, para convertirse en el
'XI Dorsal de Leyenda' del club al que lleva vinculado 50 años.
Pablo José Blanco Blanco habrá vivido -sin vivirlo aún- mil veces el día grande del merecidísimo reconocimiento que va a situar en los altares a quien muchos consideran que representa la esencia del Sevilla F.C., la casta y el coraje. Historia viva del club, por la prodigiosa memoria de la mente de Pablo,
a quien Navas ha arrebatado el título de más partidos disputados como sevillista (415), pasan estos días los recuerdos vividos con once presidentes, muchos entrenadores, el primer contrato firmado con el Sevilla en la temporada 67/68, las trece temporadas consecutivas en el primer equipo
-siete como capitán-, el partido homenaje ante el Ferencvaros el 17 de agosto de 1983 y sus muchos años como responsable de la cantera, cargo que aún desempeña.
El niño, el pequeño de cuatro hermanos, que nació un 15 de diciembre de 1951 y que perdió a su padre Antonio (militar, brigada de Caballería), por una complicación alérgica cuando acababa de cumplir nueve meses, suma 67 años con rostro y cuerpo de eterna juventud, y ve cumplido un nuevo sueño.
La justa recompensa al 'Tesón y Sevillismo', como le definió Luis Carlos Peris en el libro editado por
ED. Medio siglo de fidelidad. El corazón entregado como 'Hombre de un Solo Club', versión sevillana del 'One Club Man' de la cultura anglosajona. Difícil no rendirse a quien siempre está, a quien ya, arrancando los 90, ayudaba a quien suscribe aceptando convertirse en comentarista para las retransmisiones de los partidos que un aspirante a periodista realizaba en
Radio 80. El central especialista en marcajes que secó a Cruyff y a tantas estrellas; el capitán al que muchos recuerdan por el zapatazo -gol-, con la cabeza vendada, con el que su equipo ganó su segundo Trofeo Ciudad de Sevilla; el que sufrió el impacto de la muerte de Berruezo y el inmenso dolor que aún duele del adiós de Puerta; un enamorado del fútbol pieza clave en la fábrica de tres campeones del mundo; un Señor, amigo de amigos béticos y sevillistas, que nunca se rinde.
Un Grande. Dorsal de Leyenda.