Ocupar el liderato o no a estas alturas de competición poco importa. Hay que colocarlo dentro de lo
anecdótico porque muchas circunstancias tendrían que darse para que el
Sevilla se salte un par de escalones su verdadero objetivo, la cuarta plaza, y para que llegue al tramo final del campeonato con opciones de ser primero. Lo verdaderamente trascendente es que el
Sevilla suma cuatro triunfos consecutivos en
LaLiga y que su entrenador,
Pablo Machín, ha encontrado un modelo de fútbol con el que su equipo va empequeñeciendo a sus rivales, les hace goles con bastante facilidad (18 suma ya a favor) y gana partidos. Ante el
Celta le costó cerrarlo. Lo pudo golear, como al
Madrid, pero le concedió incluso una opción para empatar cuando tenía dos jugadores menos en el campo, uno expulsado y otro lesionado.
Machín tardó en refrescar a los suyos (incomprensible que mantuviera a
Banega hasta el final) y se le pudo escapar un triunfo cantado.
En cualquier caso, resulta obvio que hay mano de entrenador, porque el técnico ha sabido sobreponerse a las bajas por lesión de futbolistas importantes, titulares en muchos casos como
Mercado,
Escudero,
Gonalons o
Amadou, y ha construido una buena base (con muchas cosas por pulir) reinventándose. Jugar con dos medios creativos y con dos puntas no entraba en sus planes iniciales. Sin embargo,
Machín ha sido lo suficientemente flexible como para probar y mantener lo que le funcionaba.
El
Sevilla ha mejorado en ambas áreas.
Vaclik se ha ganado el respeto de la grada de
Nervión y ante el
Celta volvió a mantener al equipo vivo cuando hace aguas el imperfecto sistema defensivo, el de todo el equipo. En área contraria,
Ben Yedder mantiene su idilio con el gol y
André Silva, aunque esta vez no marcó, siempre aporta otras virtudes no menos relevantes: trabajo, desmarques, prolongaciones o juego de espaldas.
El nuevo parón le servirá a
Machín para recuperar efectivos y para intentar reducir el escalón entre los teóricos titulares (
Arana ha mejorado, pero aún le queda para ganarse esa condición) y el 'fondo de armario'.
Promes,
Roque Mesa o
Aleix Vidal están a un paso de empezar a sumar; a
Nolito y
Muriel habría que limpiarles la mente; Gnagnon, de momento, no parece que esté al nivel que exige este Sevilla.
El
Betis no pudo lograr un tercer triunfo consecutivo y sale de zona europea, también una anécdota porque por el camino que va estará al final del campeonato en la lucha por la
Champions. El choque de estilos volvió a caer en el saco de
Simeone, al que no logra vencer
Setién. El primer tiempo lo ganó un muy buen
Betis y la segunda parte fue para un Atlético más incisivo, agresivo y directo. Tal vez si
Loren hubiera aprovechado la ocasión que tuvo en el arranque, se habría visto un duelo diferente. Pero al
Betis le cuesta un mundo hacer gol, todavía no ha marcado en una primera parte y es el que menos tantos a favor lleva de toda
LaLiga (sólo cinco), y sin gol de poco sirve el sometimiento. En favor de los de
Setién hay que decir que es de los que menos encaja porque se defiende con la posesión de balón y porque ha encontrado en
Pau López (el mejor en el Wanda) y en
Joel a dos porteros de garantía con los que se han esfumado los temores de echar de menos a Adán.
El debate se va a mantener seguramente toda la temporada. Mucha posesión, pero poca profundidad y verticalidad. El estilo está, todos los jugadores son partícipes y están creciendo dentro del mismo, por lo que conviene mantenerlo y depurarlo. Hasta ahora, gana Setién porque el balón le está dando al
Betis mucho más de lo que le quita.