Una mala noticia: la lesión de Amadou, lo que va a agravar los problemas para Machín en el centro del campo.
Unas cuantas buenas: el Sevilla vuelve a su competición dando un golpe de autoridad, se reencuentra con la victoria después de dos derrotas consecutivas y Machín claudica y ya sabe que tiene a un gran goleador en su equipo,
Ben Yedder. Y una realidad: aunque suene extraño hablar de muchas carencias cuando logras una 'manita',
el Sevilla de Machín está cogidito con pinzas, no tiene la más mínima consistencia.
Ganó
por dos mágicos chispazos en la primera mitad de Banega -extraordinario su gol de libre directo- y el 'Mudo' Vázquez -precioso zurdazo que tocó el palo antes de entrar-; y porque la efectividad de Ben Yedder en la segunda mitad desinfló el ímpetu del correoso Standard. Algunas buenas jugadas trenzadas poco antes de que bajara los brazos su rival, pero sin una auténtica idea ni en ataque ni en defensa, y ninguna continuidad en el juego.
Independientemente de la calidad individual de las piezas, que la tienen en muchos casos, y de
las carencias que puedan achacarse a la planificación, Machín tiene muchísimo trabajo por delante para hacer que su Sevilla funcione como un auténtico equipo. Ahora juega mal, muy mal, y ese es un problema que sólo puede solucionar el entrenador. Quizás ha afectado la extraña pretemporada o le ha faltado tiempo para ensamblar lo que pretende, pero los defectos saltan a la vista y un flojito Standard te pone contra las cuerdas con un poquito de orden.
Equipo muy largo, futbolistas desubicados que llegan tarde a todas partes -lo que se traduce en tarjetas-;
errores en la salida de balón; cambios de orientación que sólo buscan a Navas -Arana no está- y que no respalda el grupo -sólo sirven para forzar un uno contra uno-; pocas ayudas y muchísimos espacios para que el rival campe a sus anchas.
Promes promete. Sarabia y Nolito tienen que encontrar la confianza perdida. Y si Machín hace autocrítica y quiere ver la realidad, debe saber que el escudo del Sevilla pesa en Europa, pero que su idea está aún sólo en su cabeza y que
su equipo ha logrado una engañosa goleada.